Una torre funeraria preincaica de unos 800 años de antigüedad, la última “chullpa” que quedaba en pie en La Paz, se derrumbó a causa de la erosión y la falta de conservación estatal, reveló este miércoles una arqueóloga.

El monumento funerario, un bloque de 5 por 4 metros de dimensión, que no albergaba restos, “tenía unos 800 años de antigüedad del señorío (reino) Pacajes. Formaba parte de un conjunto funerario que constaba de otras tres ‘chullpas"”, reveló Karina Aranda, de la Sociedad de Arqueología de La Paz.

Según la arqueóloga, su valor era incalculable y su conservación hubiera permitido identificar los modos de vida preincaicos.

Otros dos ‘chullpares’ similares, que sí contenían restos, cerámicas y piezas líticas, fueron destruidos en 2008 por el propietario del lote privado donde estaban emplazados. Las torres fueron derribadas con una topadora para habilitar el terreno para la construcción de viviendas.

Erbol
Erbol

El último que quedaba en pie en la ciudad colapsó el pasado fin de semana, y durante años fue usado como corral de animales, relató la investigadora, entrevistada por la radio privada Erbol.

Aranda agregó que investigaciones previas establecieron en el lugar rastros de “asentamientos humanos de unos 3.000 años de antigüedad”.

El reino Pacajes pudo haberse erigido sobre rastros de la cultura tiwanakota que se extendió desde el Lago Titicaca.

Las torres funerarias, cuadradas o redondas, se encuentran en todo el altiplano de Bolivia y Perú y fueron construidas como la última morada de personas pudientes y respetables.

Autoridades locales han establecido que a lo largo del Altiplano boliviano existen como un centenar de ‘chullperíos’ o grupos de ‘chullpas’ que funcionaban como mausoleos.

Bajo débil control estatal, los centros funerarios han sufrido los efectos del tiempo, la erosión, el clima y saqueadores.