Advertencia de imágenes explícitas
¡Cuidado! Las imágenes de este artículo pueden herir la sensibilidad de algunas personas.

Sam Kanizay, de 16 años, sufrió brutales heridas en sus piernas cuando se bañó en una playa en Melbourne, Australia, debido a que fue atacado por unas especies de pulgas marinas que rondaban el lugar.

El incidente ocurrió el sábado pasado en el área de Brighton. El joven, que vive a pocos metros del mar, decidió sumergir sus piernas en el agua para aliviar la tensión, debido a que había estado jugando fútbol durante el día.

No se dio cuenta de que algo andaba mal hasta que salió del agua y vio que sus piernas sangraban sin parar.

Al mirar de cerca su piel, vio que tenía cientos de heridas minúsculas, como si hubiese sido pinchado repetidas veces con alfileres.

Sus padres lo trasladaron a un hospital porque no podían detener el sangrado. Allí, los doctores se sorprendieron porque nunca habían visto lesiones de ese tipo.

Su padre, Jarrod Kanizay, compartió fotografías de su hijo mostrando las heridas. Al respecto, el hombre expresó al periódico estadounidense The Washington Post que ha vivido en ese lugar toda su vida y “nunca había escuchado que sucediera algo así, ni tampoco mis amigos ni los doctores”.

Jarrod Kanizay | AFP
Jarrod Kanizay | AFP
Jarrod Kanizay | AFP
Jarrod Kanizay | AFP
Jarrod Kanizay | AFP
Jarrod Kanizay | AFP

Como nadie sabía qué había atacado a Sam, el padre se puso un traje protector y fue al lugar donde su hijo había estado. Allí, dejó en el agua un pedazo de carne y éste rápidamente comenzó a ser devorado por unos extraños bichos que medían unos 2 milímetros. Utilizando una red, capturó algunos de ellos.

Las criaturas las llevó a los Museos Victoria, organismo público que los analizó y descubrió qué eran: crustáceos de la familia de los lisianásidos (o Lysianassidae, su nombre científico), usualmente llamados pulgas marinas.

Jarrod Kanizay publicó un video en Youtube mostrándolas:

Genefor Walker-Smith, bióloga marina de la entidad, explicó en un post en Facebook que estos bichos son carroñeros, pero que usualmente no provocan heridas de esta magnitud.

En ese sentido, añadió que es posible que liberaran un anticoagulante al morder al joven, razón por la cual el sangrado de sus piernas no se detenía.

Asimismo, agregó que probablemente Sam no sintió el daño porque el agua estaba demasiado fría, lo cual lo anestesiaba, y que estos lisianásidos no son venenosos, por lo que el adolescente debería recuperarse sin sufrir consecuencias a largo plazo.

En entrevista con el canal australiano Australian Broadcasting Corp, la misma experta también expresó que el ataque contra el joven es algo fuera de lo normal y que es posible que ocurriera porque Sam molestó -de forma no intencional- a los crustáceos mientras se alimentaban.

“Podrían haber nadado desde un trozo de pescado muerto hacia su pierna. Tal vez él ya tenía un corte en la piel y las criaturas fueron capaces de oler la herida”, dijo.

El padre del adolescente recalcó que, pese al incidente, él y su familia no tienen miedo de volver a bañarse en el mar. “Estas cosas pasan. Esto fue un hecho muy extraño. Nos sentimos cómodos con la idea del volver al mar y nos sentiremos seguros en el agua”, indicó.