Luego que el Nacional Socialismo accediera al poder en Alemania, el panorama en Europa cambiaría para siempre.

Con el ascenso de Adolf Hitler como canciller en 1933, el Partido Nazi comenzó a consolidar su poder eliminando todo tipo de oposición, en donde el racismo, especialmente el antisemitismo, se convirtió en uno de los ejes centrales.

Fue en medio de esta represión nazi que un grupo en especial “destacó” por sobre el resto, debido a la brutalidad y sadismo que mostraron en sus actos.

Nos referimos a la SS-Sturmbrigade Dirlewanger, una unidad de exterminio que fue conformada por criminales de delitos graves tales como pederastas, violadores, asesinos con alevosía y pirómanos, entre otros, muchos de ellos con perfiles de sadismo.

A estos soldados se les ofrecía la posibilidad de servir al ejército a cambio de conmutar sus penas. La unidad recibió el nombre del Untersturmführer-SS Oskar Dirlewanger, a quien diversos historiadores lo han descrito como “un asesino psicópata, sádico, pedófilo y con tendencias necrófilas”.

General Oskar Dirlewanger (CC) Wikimedia Commons
General Oskar Dirlewanger (CC) Wikimedia Commons

Este grupo llegó a tener 700 miembros, y en 1942 quedaron bajo la administración de las SS-Totenkopfverbände, mientras que dos años más tarde formarían parte de la División Dirlewanger. Globocnik les permitió a estos soldados cometer los crímenes más atroces en contra de los judíos en la frontera polaco-bielorrusa.

Quienes cumplieran con sus misiones serían beneficiados, ya que posteriormente se les permitiría insertarse en el ejército o en la sociedad alemana, con sus historiales delictivos eliminados.

En 1940 comenzaron a demostrar su total crueldad, la que en muchos casos indignó incluso a algunos jerarcas nazis.

En octubre de aquel año, se le asignó a la SS-Sturmbrigade Dirlewanger algunas tareas de seguridad en Polonia, labores por las cuales rápidamente surgieron reportes de innumerables atrocidades.

Miembros de la Brigada Dirlewanger en acción
Miembros de la Brigada Dirlewanger en acción

No tuvieron ningún remordimiento en saquear e incendiar la localidad polaca de Lublin, asesinando a sus habitantes. Una de sus técnicas favoritas era la de inyectar estricnina -utilizado habitualmente como pesticida para matar pájaros y roedores- a las mujeres y así observar cómo convulsionaban hasta la muerte.

Gracias a sus conexiones con los más altos rangos de la cúpula nazi, esta banda de criminales pudo continuar con sus operaciones.

Durante su estadía en Polonia, el escuadrón de Dirlewanger se vio involucrada en numerosos casos de corrupción, violaciones, saqueos, masacres y otros crímenes. Las atrocidades que cometieron llevaron al gobernador, el General SS FW Krüger, a pedir su traslado a la Unión Soviética.

Brigada Dirlewanger en Polonia, agosto de 1944 (CC) Wikimedia Commons
Brigada Dirlewanger en Polonia, agosto de 1944 (CC) Wikimedia Commons

En 1942 fueron transferidos a Logoisk, en lo que actualmente es Bielorrusia, en donde reclutaron nuevos integrantes para continuar con la aniquilación de los partisanos. Se estima que al menos 30 mil civiles murieron en manos del escuadrón, aunque otras cifras hablan de 120 mil.

Tal como recogen diversas fuentes, en este lugar se harían tristemente célebres por una cruel forma de ejecutar a sus víctimas: reunían grandes grupos de personas y las encerraban en edificaciones, para luego incendiarla por completo. A quienes lograban saltar para escapar, los acribillaban con ametralladoras. También se sabe que hicieron caminar a algunos civiles sobre campos minados.

Con la avanzada del Ejército Rojo, los miembros del Dirlewanger fueron enviadas a la primera línea, en donde resultaron masacrados debido a su poca experiencia en el campo de batalla.

Los últimos soldados del batallón murieron en la batalla de Halbe, a unos 100 km de Berlín, en 1945. Durante el final de la guerra, Oskar Dirlewanger fue capturado por los franceses y dejado en custodia con guardias polacos, quienes lo torturaron por días hasta su muerte.

En mayo pasado, el ejército alemán anunció cambios en sus consignas internas para prohibir claramente cualquier veneración a los símbolos del ejército del régimen nazi en sus tropas, tras un escándalo que sacudió a la Bundeswehr.

“Vamos a modificar el decreto sobre las tradiciones” en el ejército alemán pues en su versión actual, de 1982, “deja rendijas” a posibles derivas, indicó en Berlín la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, tras haber comparecido ante una comisión de la cámara de diputados sobre un caso que molestó al gobierno alemán.

El escándalo se produjo por el arresto de dos militares alemanes, entre ellos un oficial de 28 años, Franco Albrecht, sospechoso de haber planificado un atentado contra personalidades alemanes demasiado favorables, en su opinión, a la inmigración, justificando su acto por la llegada masiva de refugiados.

En el marco de la investigación, las autoridades descubrieron reliquias de la Wehrmacht, el ejército del régimen nazi entre 1935 y 1945, en una sala común del cuartel de los dos sospechosos, perteneciente a la brigada francoalemana, situado en Illkirch, en las afueras de Estrasburgo (este de Francia).