Desde hace unas semanas la policía de Florencia ya no sabe qué hacer con un hombre en situación de calle (sin techo) que logra comer gratis en numerosos restaurantes reputados de la capital toscana sin que sus advertencias le impidan reincidir.

Cuando los establecimientos le presentan la cuenta, el hombre de 38 años, sin domicilio fijo, que tiene buen aspecto y habla al menos tres idiomas, sólo respondería: “Pagan los italianos, yo soy alemán”, según informa el Corriere della Sera.

En el Caffe Giacosa, histórico en Florencia, sólo dejó una nota que decía: “La Iglesia católica pagó”. Hizo lo mismo luego de beber unos whiskies en el Bar Palazzo Vecchio y comer un bife acompañado con un Chianti en un prestigioso restaurante de la región.

La policía lo atrapó y lo sermoneó varias veces, pero parece impotente. El delito que comete no es suficiente para ponerlo tras las rejas y una eventual causa judicial parece incierta.

El año pasado, la corte suprema del país anuló la condena a prisión de un sin techo que había robado queso y fiambres por un valor de 4,07 euros (alrededor de 3.000 pesos chilenos). El tribunal consideró que el robo de pequeñas cantidades de alimentos para luchar contra el hambre no constituía un delito.

Queda por saber si el gusto de este alemán por los refinados platos toscanos entran en la categoría de “necesidades inmediatas y esenciales” evocadas por los jueces.