Generalmente, al iniciar un nuevo año, una de las primeras cosas que tenemos en cuenta al revisar el calendario es observar cuántos días feriados y/o festivos tendremos, siendo el de Semana Santa una de las pocas festividades que no tienen una fecha definida, junto con el día de la madre, del padre o del niño, entre otros.
En los orígenes de la cristiandad existían numerosas tendencias que celebraban sus propias practicas según sus diversas creencias y calendarios, unos propiciando similitudes con las tradiciones judaicas y otros alejándose de ellas, entre ellas sobre cuándo celebrar la Pascua de Resurrección.
Esto vino a ser solucionado (en parte) en el Concilio de Arlés en el año 314 d.C. en el que se obligó a todos los cristianos a celebrar la Pascua el mismo día.
Ahora bien, se celebrará la pascua el mismo día, ¿pero qué día?, debieron pasar 11 años para ponerse de acuerdo sobre esta temática en otro Concilio, ahora celebrado en Nicea, en el cual se acordó lo siguiente: que la Pascua se celebrase en domingo, que no coincidiese nunca con la Pascua Judía y que los cristianos no celebrasen nunca la Pascua dos veces en el mismo año.
Diferencias nuevamente
A pesar del acuerdo, tanto las iglesias patriarcales de Roma y de Alejandría seguían manteniendo diferencias por la forma de calcular la fecha exacta principalmente por razones astronómicas. La Iglesia romana consideraba que el equinoccio de primavera era el 18 de marzo y el método para calcular la edad de la luna correspondía a observar ciclos de 18 años.
Los alejandrinos, para el mismo cálculo, usaban un ciclo de 19 años, llamado metónico. Debido a lo anterior, en la Iglesia romana observaban que la Pascua de Resurrección nunca cayera con posterioridad al 21 de abril, mientras que su contraparte promulgaba que esta podía llegar a ser hasta el 25 del mismo mes.
Estas diferencias se mantuvieron por dos siglos, hasta que Dionisio el Exiguo, matemático y creador del cálculo de la era cristina en el año 525, promulgó que para este cálculo hay que establecer las siguientes premisas iniciales y copulativas: que la Pascua ha de caer en domingo, que ese domingo debe ser el siguiente a la primera luna llena de la primavera boreal en el cual el equinoccio cae entre el 20 o 21 de marzo, que si esta fecha cayese en domingo, la Pascua se trasladará al domingo siguiente para evitar la coincidencia con la Pascua Judía.
Entonces, ¿cómo se determina en qué fecha se celebrará la semana santa para cada año?
Para tener la respuesta debemos mirar al cielo (no, no se trata de una metáfora) con un afán astronómico, debiendo tener en cuenta que la pascua de resurrección (fin de la semana santa) debe caer el primer domingo después de la primera luna llena del equinoccio de marzo, por lo cual variará cada año.
“Jesús celebró la pascua judía, cumpliendo todas las tradiciones, por eso la Iglesia se ha empeñado desde muchos siglos en ubicar la celebración del Triduo Pascual en las proximidades a esta fiesta, que aún se conserva entre nuestros hermanos mayores en la fe”, señaló respecto al tema el padre Roberto Valderrama, párroco Del Sagrario de Concepción.