Cada vez queda menos para la llegada de marzo, mes en el que miles de estudiantes retomarán su jornada escolar.

Es por esto que son muchos los padres a lo largo de todo Chile los que tendrán que asegurarse que sus hijos asistan a clases con todos los implementos que necesitan.

Pero además de la mochila, lápices y libros, otro aspecto esencial en este tema es el del calzado, en el que es importante escoger el modelo ideal.

Si bien durante mucho tiempo esto fue considerado como una tarea algo aburrida, eso ya es parte del pasado, pues hoy se pueden encontrar modelos con las 3B que facilitan enormemente el trabajo de los padres.

Falabella
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Sin embargo, es en este punto en el que aparecer algunas dudas… ¿en qué me debo fijar para elegir el zapato escolar óptimo?

Según sostiene el Dr. Claudio Meneses, traumatólogo infantil del Hospital Clínico San Borja Arriarán (HCSBA), es esencial escoger el zapato ideal basándonos en tres puntos: la comodidad del niño, evitar malestares y evitar el riesgo de futuras dolencias.

En ese sentido, explica que un mal zapato es aquel que no tiene la talla adecuada, que es muy rígido o que cuya forma no se adapta al pie del niño.

Si estás buscando el zapato ideal para tu hijo, a continuación te presentamos 5 consejos que debes considerar

1- Calzado cerrado

Lo primero que hay que tener en consideración es que los zapatos deben proteger todo el pie, considerando todas las actividades que realizan los niños, bajo todo tipo de condiciones climáticas.

Esto hace que la mejor idea es que sea un calzado cerrado. Tal como indica el sitio del Hospital Clínico San Borja Arriarán, debe ser de “plantilla blanda, con antideslizante, contrafuerte duro y punta cuadrada”.

2- Lleva a tu hijo… y que corra

Otro aspecto a tener en mente a la hora de comprar zapato es que debemos llevar a nuestros hijos para que se lo prueben.

Además, una muy buena idea es que antes hayan tenido una tarde de actividades, ya que al probárselo, el pie del niño estará en su momento más hinchado. En tanto, procura probárselo con sus calcetines, para que así no te equivoques en el tamaño.

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3- Probar ambos zapatos

Un error que muchas veces cometemos, no sólo en el calzado escolar, es el de probarnos sólo uno de los zapatos.

De acuerdo al especialista, puede darse el caso de que un pie sea de mayor tamaño que el otro. Haz que el niño camine en el interior de la tienda.

4- Comprobando el tamaño

Cuando el niño tenga el zapato puesto, verifica que éste calce adecuadamente de ancho, largo y alto, teniendo en mente que no debe oprimir el pie.

Puedes pedirle que lleve su pie lo más adelante posible, y ubicar tu dedo entre el contrafuerte y el talón del niño. Si lo logras con facilidad, entonces vas por buen camino.

5- Uso

Otro punto importante es que el zapato sea utilizado por el niño sólo en el colegio, y no para practicar deportes o realizar otro tipo de actividades, ya que así evitará que se deforme y se gaste innecesariamente.

En tanto, lo ideal es que acostumbres a tu hijo a mantener en buen estado el calzado, haciendo hincapié en los cuidados que debe tener presente.

Si quieres revisar innovadores y modernos diseños de zapatos escolares para tus hijos, puedes ingresar en este enlace.

¿Cómo nacieron las tallas de zapato?

Si te preguntamos por tu número de zapato, de seguro sabrás cuánto calzas. Sin embargo, es probable que nunca te hayas preguntado… ¿quién creó estas tallas de zapato?

Tal como recoge el sitio Saber Curioso, a fines del siglo XVIII comenzó a usarse una unidad propia en base al punto.

“Así pues, para la determinación de la longitud del pie podía utilizarse el punto París, el punto Berlín, el punto Viena, etc. que los maestros de distintas regiones habían fijado a raíz de distintos acuerdos”, indica el artículo.

Es así como, por ejemplo, a principios del año 1.800 comenzó a usarse en Europa el punto París, debido a la ocupación napoleónica. Este punto equivale a 2/3 cm (6,667 mm), por lo que tres de estos puntos equivalen a 2 cm.

No obstante, muchos países lo consideraron demasiado grande, por lo que comenzaron a introducir sus propias medidas.

Posteriormente, cuando ya acababa el siglo XIX, la revolución industrial modificó para siempre los modelos habituales de producción, lo que dio inicio a la fabricación en masa de diferentes modelos.