Un profesor estadounidense llamado David Suker, que trabaja en el sistema de educación pública en Nueva York, Estados Unidos, tiene un salario de 94 mil dólares (unos 61 millones de pesos chilenos) al año. No obstante, en realidad no hace nada para ganárselos, puesto que no está haciendo clases en el recinto.

Según declaró al periódico New York Post, “vengo al trabajo cada día, me siento y no hago nada”. La mayoría de su “jornada laboral” la pasa en la biblioteca del colegio, e incluso muchas veces toma siestas allí para pasar el aburrimiento.

Esta situación ya le cansó, por lo que ahora David demandó al Departamento de Educación de la ciudad, para que le den trabajo real y no lo tengan sin hacer nada.

De 48 años, este profesor, que además es un veterano del ejército de EEUU, pasó 15 años ayudando a adolescentes en situación vulnerable en el Bronx, un barrio de Nueva York, para que lograran terminar su educación secundaria.

No obstante, fue despedido alrededor de 2011, luego de que fuese sorprendido participando de las violentas tomas de Wall Street, famosas protestas contra las empresas y sus constantes evasiones fiscales.

Este despido le pareció injusto, así que en ese entonces demandó a las autoridades para recuperar su trabajo. Sin embargo, pese a que ganó el juicio, no volvió a su antiguo puesto, sino que le dieron un nuevo cargo dentro del programa Reserva para Profesores Ausentes (ATR, por sus siglas en inglés).

Éste es un plan en que hay unos 1.300 docentes contratados por el Departamento de Educación, que no tienen una asignación fija, sino que están destinados a reemplazar a distintos profesores que están ausentes temporalmente, en los diferentes establecimientos fiscales.

Actualmente, se supone que David debería estar reemplazando a un docente en la Academy for Language and Technology en el barrio de Morris Heights, pero en vez de eso pasa todo el día sentado en una esquina en la biblioteca, y esa condición de aislamiento permanente le está provocando problemas de salud mental y estrés. Incluso un día, luego de que discutiera con personal de la dirección del colegio, tuvo un ataque de pánico y fue trasladado en ambulancia a un hospital.

La demanda que interpuso ahora contra el Departamento de Educación va destinada a que no se “castigue” a los profesores que tienen historial por “conductas inadecuadas”, asignándolos al programa ATR. En ese sentido, alega que este sistema está siendo usado como una forma de cumplir con la obligación legal de mantener contratados a dichos docentes, pero negándoles la posibilidad de ejercer su profesión.

Y es que David no es el único docente que está en esta situación. De acuerdo a datos recogidos por el New York Post, serían al menos 200 los profesores que fueron asignados al ATR luego de que hubiesen sido multados o suspendidos por conductas inadecuadas o incompetencia.

Esto va contra el objetivo del programa, que originalmente fue creado para darle empleo a profesionales que quedaban sin trabajo luego de que sus escuelas cerraran o redujeran planta, no para usarse como método de castigo.

Quien debe decidir el destino de la demanda es la jueza Alice Schlesinger, y el futuro no se ve muy favorable para David, pues la magistrada ya ha rechazado acciones judiciales similares que ingresaron otros dos profesores de Nueva York.