Los serios y graves ataques que desde hace años se llevan a cabo en la Franja de Gaza han llevado a que esta estrecha banda de tierra situada en el Oriente Próximo se haya convertido en uno de los lugares en los que la violencia pareciera no terminar.

Es en este contexto que cada cierto tiempo se conocen nuevos episodios de agresiones en los que adultos, jóvenes e incluso niños pagan con sus vidas el costo de haber nacido en una tierra en la que los bombardeos parecen habituales.

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Y así como una estela de dolor y sufrimiento es percibida por cada reportero que llega hasta la zona para cubrir el conflicto, ciertos rituales que para nosotros pueden ser tan cotidianos como dar el pésame ante el fallecimiento de alguien, en estos territorios -que junto con Cisjordania forma el Estado de Palestina- pierden su significado.

Así lo ha comprobado Mikel Ayestarán, reconocido periodista que reside en Jerusalén (a unos 260 km de Gaza) que ha cubierto las tres ofensivas de Israel en la Franja de Gaza en seis años.

Tal como recogió hace algún tiempo el sitio de actualidad Playground, algo que llamó profundamente su atención fue que el concepto que la población tiene respecto a la muerte es diferente, al punto de que cuando dio el pésame a una madre cuyo hijo acababa de morir, la mujer le corrigió: “es un orgullo. No es motivo para dar el pésame, sino para felicitarnos”.

En efecto, el shahid -o cultura del martirio contra la ocupación- es uno de los aspectos más presentes en los palestinos.

“El umbral del sufrimiento que tienen no es el nuestro. Allí se convive con la muerte y todos los que mueren bajo las bombas de Israel, civiles o milicianos, son mártires a los ojos del resto”, indicó Ayestarán.

Este concepto es explicado en el sitio de la organización Palestina Libre, el que señala: “El drama que vive una familia cuando sus allegados son detenidos por los soldados israelíes es materia de culto y se exhibe públicamente. La cárcel, la tortura o la muerte se convierte en motivo de orgullo, en propaganda en manos de los poderosos y en dolor callado de familias reunidas frente a la estufa del hogar”.

Lo anterior se puede graficar perfectamente con una contundente reflexión de Rana Shubair, traductora jurada de inglés y bloguera: “En Gaza, es más natural hablar de la muerte que de la vida”.