Hasta que finalmente llegaron las fiestas patrias de este 2016, una de las fechas más esperadas por los chilenos en los que conmemoramos la celebración de la primera Junta Nacional de Gobierno (18 de septiembre de 1810), la que -según se consigna en el portal EducarChile- dio paso a un proceso independentista que fue concretado ocho años después.

Es así como desde hace varios días hemos visto como las plazas, colegios, oficinas e incluso vehículos están adornados con nuestros colores patrios.

Junto con lo anterior comienzan a organizarse las tan ansiadas ramadas en las que cientos de compatriotas se reúnen para participar en juegos típicos, probar un rico plato chileno y beber un tradicional “terremoto”, el que de acuerdo a la última encuesta Adimark es la bebida más representativa de nuestro país.

Pero entonces cabe preguntarse, ¿Por qué celebramos con tanto entusiasmo esta fecha? ¿Es un fenómeno que se repite en nuestros países vecinos? En primer lugar es importante repasar cómo se ha gestado la cultura festiva en torno al 18 de septiembre.

Los orígenes de las ramadas -sello distintivo de esta época del año- se remontan a la época colonial. De acuerdo al sitio histórico Memoria Chilena, éstas comenzaron a desarrollarse durante el siglo XVI.

Una chingana en Chile del siglo XIX
Una chingana en Chile del siglo XIX (CC) Wikimedia Commons

“Forma de sociabilidad propia de los sectores populares rurales, la ramada fue trasplantada por los sujetos que se trasladaban a las ciudades, quienes, una vez instalados en sus arrabales y suburbios, reprodujeron las costumbres de sus antiguos lugares de residencia”, precisa el citado portal.

De esta manera se transformaron en una forma de reunión para las familias chilenas, eventos que se popularizaron fácilmente debido a la poca complejidad que requería su preparación. Estas reuniones populares se caracterizaban por la música, canto y baile, además del consumo de alcohol.

Con el transcurso del tiempo estas fiestas adquirieron el carácter de “institucional”, tal como se puede corroborar en la inauguración de la fonda oficial del parque O´Higgins en Santiago.

“Las formas de asumir fiestas depende fundamentalmente de hechos o factores culturales”, precisó eL Dr. Andrés Medina Aravena, académico el Departamento de Historia y Geografía de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

Celebraciones de fiestas patrias en Temuco
David Cortés Serey | Agencia UNO

A juicio de Medina, la forma de festejar de los chilenos se relaciona al menos con tres elementos. “Su conformación étnica que tempranamente dio origen a una mayoritaria población mestiza que dependió atávicamente del encomendero o patrón o hacendado”, comentó.

“Una dependencia absoluta que se reflejó cuando se crean por este grupo social dirigente los símbolos nacionales y las fechas fundacionales de la nacionalidad, con sus correspondientes homenajes y celebraciones. Todos se sentirán parte de ellas lo que uniforma y hace festejar el sentido de pertenencia al país”, agregó.

En segundo lugar el experto menciona el fondo rural o campesino que caracteriza al Chile del siglo XIX. “Es el huaso ya patrón, inquilino o peón el que festeja en el lugar típico, la ramada, con sus comestibles y bebestibles básicos, generando una identidad común a la cual todos tienen acceso en mayor o menor medida, lo que también ayuda al fortalecimiento de un espíritu unitario y desde 1811 de nación”, precisa.

Finalmente Medina alude a la naturaleza casi insular de Chile, “su aislamiento hace más fuerte los lazos de solidaridad y de búsqueda de unión”.

Grabado de 1872 que muestra un conjunto de chinganas en La Cañada (actual Alameda) en Nochebuena (CC) Wikimedia Commons
Grabado de 1872 que muestra un conjunto de chinganas en La Cañada (actual Alameda) en Nochebuena (CC) Wikimedia Commons

“Esto se refuerza con las distintas guerras que se provocan en los ochocientos donde tanto el patrón como su inquilino marchan a la acción, reforzando el sentido de cuna común y la necesidad de resaltar festivamente las gestas heroicas que juntos realizan. Se refleja ello en nuestro calendario que junta en dos días la celebración de la independencia y de las glorias del ejército”, comenta.

“Se da origen con esta combinación a un sentido patriótico, no de nacionalismo, que evidentemente resulta más expresivo que en otras latitudes, lo que a veces se denota en varios días de celebraciones, utilizando los mismos componentes que se pueden detectar desde las primeras celebraciones en 1811, con la elite y el pueblo celebrando en las casas y chinganas de la época”, añade.

Es importante señalar que el entusiasmo con el que los chilenos solemos celebrar nuestras fiestas patrias ha despertado el interés incluso de medios extranjeros. “Los chilenos celebran sus Fiestas Patrias, tiempo de costumbres y excesos”, es el título de un artículo publicado por el sitio de la cadena norteamericana Univisión en su edición latina en 2012.

“Son días de excesos, días de asados, choripán, empanadas, chicha y vino. Tanto es así que los gastos en sanidad y alimentación se disparan.”, se puede leer en la nota.

captura de Univisión
Captura | Univisión

Marx Shum, un joven venezolano de 29 años que reside en Caracas, Venezuela, nos explicó cómo celebran las fiestas patrias en su país, dejando en claro que el entusiasmo es bastante menor al que se vive en Chile. “Acá no hay mucho patriotismo, es más, pregúntale a cualquier venezolano sobre cuál es el día de nuestra independencia, y habrá un 70% de posibilidades de que se equivoque”, comentó.

Shum agrega un curioso fenómeno que se genera en Venezuela. “Deberíamos vestirnos de liquiliqui y bailar joropo, que sería el equivalente a la cueca de ustedes. Pero jamás lo hacemos”, precisó.

En tanto, en Bolivia tampoco hay una efervescencia por la llegada de su día patrio. Erika Wolf es una periodista de La Paz quien señala que si bien durante el 6 de agosto se desarrolla la parada militar y se organizan desfiles en colegios y oficinas, “es un día feriado como cualquier otro”.

“Ahora, yo te hablo desde mi perspectiva, puede que en los pueblos o tal vez otras ciudades haya mas espíritu festivo, aunque lo dudo”, añadió.

Eso sí, Wolf reconoce que -a su juicio- se le da más énfasis al carnaval. “Dura cuadro días, son dos feriados y la gente hace planes de viajes, fiestas, etc. Los bolivianos no son patriotas pero si están muy arraigados a sus tradiciones, costumbres y cultura, de allí que el carnaval sea una fiesta mucho más importante”, sostuvo.

Último convite previo al Carnaval de Oruro de 2015 | Camilo Suazo
Último convite previo al Carnaval de Oruro de 2015 | Camilo Suazo

“El folclore es importantísimo para esas fechas, hay una entrada muy grande -carnaval de Oruro- y varias fiestas. Se hace un día de challa y todo están en ánimos de celebración”, afirmó. La joven asevera que en Bolivia “se exalta mucho más el ser de una ciudad que ser boliviano”.

La situación al otro lado de la cordillera es algo singular ya que tienen dos fechas de celebración de fiestas patrias: 25 de mayo y 9 de julio. Eso sí, ésta última es la que los argentinos conmemoran oficialmente. Durante ese día se realizan desfiles a lo largo de todo el país y las familias se reúnen en torno a una buena mesa, con el asado como plato estrella.

Probablemente el caso que más se asemeje a lo que ocurre en Chile es el de Perú. Susan Salinas, psicóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú, comentó que las fiestas patrias en nuestros vecinos del norte son recibidas con gran entusiasmo, lo que los lleva a poner banderas en sus casas, tal como sucede en Chile.

“En Perú es feriado tanto el 28 como el 29 de julio, periodo en que la gente suele viajar” indicó Susan, quien además comenta que en algunas casas se suele preparar comida típica. “Algunos van a los bares a escuchar música negra, aunque creo que no es cómo en Chile, que por lo que he visto lo festejan con mayor énfasis”, añadió.