En un caso que ha conmocionado a Estados Unidos, dos jóvenes, un hombre y una mujer, fueron declarados culpables por abusar sexualmente de una adolescente. Y la pieza clave para lograr esclarecer lo ocurrido fue, inesperadamente, la popular aplicación de mensajería Snapchat.

Se trata de Rashad Deihim, de 21 años, y Kailyn Bonia, de 20, quienes fueron condenados por abuso sexual, con intento de violación y secuestro, contra una menor de 16 años, en una audiencia en julio pasado.

El hecho ocurrió en Boston, en septiembre de 2014, cuando los dos imputados estaban bebiendo junto a la adolescente y Timothy Cyckowski, un tercer involucrado, una botella de vodka en un bosque de la ciudad. En la ocasión, la menor de edad también tomó la mitad de una píldora de Percocet, un narcótico, según informó el diario local Boston Globe.

Tras ello, los dos condenados la desnudaron y la obligaron a practicar sexo oral al hombre.

Mientras, Timothy Cyckowski, en ese entonces de 17 años, grabó lo sucedido y lo envió como videos por la red social Snapchat a un número indeterminado de personas. Una de esas fue una amiga de la víctima. Dicha amiga, en cuanto recibió el material audiovisual, tomó capturas de pantalla y llamó a emergencias. 

De esta forma, la policía se presentó en el lugar donde había ocurrido el hecho, encontrando a la víctima desnuda e inconsciente entre los árboles.

Cyckowski, quien difundió los videos en la red social, se declaró culpable en mazo pasado de los cargos de mostrar a un menor de edad desnudo, difusión de material obsceno y secuestro, y fue sentenciado a quedar bajo custodia del Departamento de Servicios Juveniles hasta los 20 años actualmente tiene 19) y luego quedar bajo vigilancia por cuatro años, reportó Boston Globe.

Durante el desarrollo del juicio, la víctima en su declaración confesó que se sentía traicionada por quienes creía que eran sus amigos, y que no recordaba todo lo sucedido debido al grave estado de intoxicación en que se encontraba.

“Recuerdo haberles dicho “dejen de tomarme fotos. Deténganse. No sé qué está pasando”, dijo.

Asimismo, mientras se desarrollaba la investigación, la adolescente escribió a los persecutores pidiéndoles que quitaran los cargos contra los imputados. En su declaración reveló que lo hizo porque “Realmente pensé que eran mis amigos. No quería que fueran a la cárcel. Eso pesaba sobre mí”.

Luego, agregó “no sé qué más decir (…) Esto es una pesadilla”.

La sentencia se conocerá el próximo 6 de septiembre.