A poco de finalizar el primer semestre en universidades, institutos y centros de formación técnica, muchos estudiantes se están preparando para las últimas evaluaciones, rendir exámenes y terminar con éxito sus actividades académicas.

No se puede desconocer que este es un periodo donde los niveles de estrés y cansancio se ven incrementados en los alumnos. Sin embargo, si este momento se enfrenta de manera organizada, responsable y aplicando algunas técnicas de estudio efectivas es posible obtener resultados positivos.

Iván Echeverría, Director de Carrera de Psicología de Universidad de Las Américas Sede Viña del Mar, dice que es importante que los estudiantes tengan en cuenta durante todo su paso por la enseñanza superior que el resultado académico que obtengan dependerá siempre de ellos mismos.

Desde esa convicción, asegura, es posible autorregularse y afrontar el proceso de enseñanza-aprendizaje de manera eficiente y con convicción en las propias capacidades, lo que se denomina autoeficacia académica.

“Un estudiante con una adecuada autoeficacia académica tenderá a no ser pasivo en su proceso formativo y evaluativo y se involucrará activamente en él, que es lo recomendado. Un estudiante con baja autoeficacia académica tenderá a la pasividad y la mala autogestión del tiempo necesario para el aprendizaje, lo que probablemente desemboque en malos resultados académicos”, explica el profesional.

Según él, para enfrentar las actividades propias del fin de un semestre es importante trabajar más que nunca en esta habilidad, lo que, junto a una adecuada planificación del estudio, facilitará la obtención de las metas trazadas.

Aquí algunas técnicas que pueden ser de utilidad:

Planifica tu tiempo de estudio:

Con el calendario de evaluaciones y exámenes en mano, define cuáles son las asignaturas para las que necesitas más preparación o te resultan complejas y distribuye las horas de estudio de acuerdo a los días que tienes disponibles. No es recomendable estudiar toda la noche.

Elije un lugar de estudio adecuado:

Busca un lugar en el que puedas concentrarte y evitar tus mayores distractores.

Estudia alternando asignaturas:

Cuando estudias varias materias a la vez, es común pensar que para concentrarse mejor es más recomendable ir de asignatura en asignatura. Por el contrario, es muy beneficioso para el cerebro cambiar de tema y alternar temáticas.

Realiza apuntes a mano:

Si bien cada vez son más los estudiantes que utilizan sus dispositivos móviles para realizar apuntes, es mejor hacerlo a mano porque mejora la retención de las ideas.

Cuando se escribe en un teclado se hace tan rápido que el cerebro no llega a procesar la información, pero al escribir de la forma tradicional, la mente se ve obligada a pensar en el contenido, en la forma y a resumir lo más importante.

No releas:

Nuestro cerebro necesita esforzarse para recordar lo leído, por lo que es recomendable leer solo una vez analizando en profundidad el texto, para luego hacer el esfuerzo por recordar el contenido fundamental.

Tómate un recreo:

Estudiar durante muchas horas no es efectivo, pues a medida que pasa el tiempo disminuye la concentración y la capacidad retentiva. Lo ideal es tomar descansos breves entre tema y tema. Dormir una siesta corta también es una gran opción para descansar la mente y recargar energías.

Pide ayuda:

Si tienes dificultades con el estudio, la clave es pedir ayuda a tu docente, quien te brindará los consejos y técnicas efectivas para preparar de mejor manera los contenidos para una evaluación.

También puedes pedir apoyo a tus compañeros de curso, pues estudiar juntos, repasar e intercambiar apuntes y opiniones puede ser de gran utilidad. Lo importante es tener confianza en uno mismo y buscar las redes para generar un aprendizaje significativo.