Un informe de la Fundación Red de Ayuda a Niños Abusados (RANA), entregó una serie de descripciones sobre los comportamientos que reflejan de mejor manera la forma de actuar de un posible abusador sexual de menores, quienes, muchas veces, pueden tener relación de parentesco con sus víctimas.

El estudio, publicado por la revista Nueva Mujer, determinó en primera instancia que: “no existen perfiles específicos de los abusadores porque, como sus víctimas, son heterogéneos, pero sí hay ciertas características y comportamientos que se encuentran en común”.

En este sentido, la fundación se basó en datos de la American Psychological Association (APA), la cual determinó que los abusadores pueden ser caracterizados de la siguiente forma: “El 75% son familiares de la víctima; el 20% son próximos al entorno familiar y sólo un 5% resultan ser desconocidos por el pequeño”.

Por otra parte, el informe determinó que existe una edad media para posibles abusadores, además de indicar que la mayor frecuencia de casos se da en hombres.

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“El 86% de los abusadores son hombres y un 14% mujeres. Incluso, algunos estudios afirman que la media de edad del abusador es de 26 años, con un rango de mayor frecuencia entre los 16 y 36″, señalaron.

Asimismo, la organización aseveró que existen tres fases de acercamiento y futura relación entre un abusador y su víctima, desde que la persona se gana la confianza del menor hasta que logra abusar de ésta.

“Tras un primer contacto que no levante sospechas (fase de seducción) y empleando a veces conductas de doble significado, comienzan a tomar al menor, abrazarlo y “mimarlo”, describió.

También se describe que ellos suelen aprovecharse de la familiaridad con el niño, manipulándolo con regalos para generar, a futuro, “un sentimiento de deuda”.

“El agresor pide al menor que guarde el secreto, algo que para el niño forma parte de sus juegos infantiles”, relata la publicación.

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Se agrega que, en muchas oportunidades, los victimarios utilizan la fórmula del chantaje cuando el menor se muestre indeciso y sin ganas de “seguir jugando”. Generalmente, se expresa diciendo que una denuncia podría traer consecuencias negativas para amigos y familia.

“A pesar del remordimiento que puedan sentir los delincuentes sexuales, la experiencia determina que suelen reincidir y repetir sus abusos, a no ser que intervenga alguien y los frene”, describe el artículo.

Por último, se sostiene que los delincuentes tienden a ser muy convincentes, por lo que hacen dudar a los más pequeños. No obstante, también se afirma que los niños no mienten respecto a asuntos graves como un posible abuso, ya que no tienen consciencia sobre temas de sexualidad.

Cabe señalar que la Policía de Investigaciones registró un total de 4.290 denuncias por abuso sexual durante el año 2017. Estas se pueden realizar llamando al número: 800 730 800.