A los 23 años pocos se preocupan de la muerte. La gran mayoría está enfocado en su familia, amigos, estudios o trabajo, pues asumen que les queda un largo tiempo por recorrer.

Así era la vida de Kirsten Hawksey, una enfermera dental de Liverpool, quien de un día para otro tuvo que aceptar la idea que no viviría por siempre.

Apenas 15 meses antes, la joven se había convertido en madre por primera vez, y estaba recién aprendiendo a arreglárselas para compatibilizar el cuidado de su hija con su trabajo a tiempo completo.

Todo iba bien su vida, hasta que en noviembre pasado comenzó a notar que les estaban apareciendo algunos moretones en las piernas, a los que por supuesto no les dio mayor importancia. Al no tener otros síntomas siguió con su vida como si nada, hasta que su familia y colegas le insistieron que acudiera al médico.

“Los moretones se veían… lo que solo puedo describir como cuando has estado jugando paintball”, aseguró al diario Liverpool Echo, el padre de Kirsten, Neal. “Ella hasta buscó en Google los síntomas y el resultado arrojó leucemia, pero sólo se rió porque nunca se enfermaba”, agregó.

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Finalmente aceptó ir al médico y tras algunos exámenes, el diagnostico era claro: leucemia promielocítica aguda (APL). El doctor le ordenó iniciar la quimioterapia de inmediato, y la tranquilizó asegurando que por su tipo de cáncer, había un 80% de probabilidades que pudiese salir adelante.

Lamentablemente eso no ocurrió. Debido al APL y al tratamiento, su sistema inmune se debilitó tanto su cuerpo no pudo combatir una infección respiratoria que contrajo. Tuvo que ser conectada a un respirador artificial, y tras sufrir un derrame cerebral, su familia decidió quitarle el soporte vital el día de Navidad.

“Fue extraño escuchar a los doctores decir lo enferma que estaba, porque estaba siempre sentada riendo y bromeando conmigo. Kirsten no era el tipo de chica que se quejaba. Ella no era del tipo ‘¿por qué yo?’. Ella era muy fuerte y planeaba luchar contra eso y seguir con la vida”, recordó su padre.

“Nunca habría dejado de pelear por su hija, la idolatraba y la amaba. Pero lamentablemente las cosas se fueron de su control”, finalizó.

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Pocos días antes de su muerte, la joven escribió un inspirador y, a la vez, desgarrador mensaje en Facebook para crear conciencia sobre lo que había ocurrido con ella y lo importante que es buscar ayuda a tiempo.

“El martes me diagnosticaron con leucemia y comencé hoy la quimioterapia… Por supuesto, esto no es un grito por su compasión porque yo no soy así, como estarás enterado… sino que más para crear conciencia sobre no ignorar ningún síntoma”, comenzó.

“Nunca voy a los doctores, así que gracias a Dios por todos los que me empujaron a ir para revisar unos moretones inexplicables”, continuó. “Literalmente, no podría agradecer más a todos mis familiares, amigos y compañeros de trabajo por todo su apoyo la semana pasada. En todo caso, me siento más afortunado que desafortunado”, finalizó.