Con el paso de los años los tatuajes han ido teniendo una mayor presencia en la sociedad, lo que a su vez ha cambiado la percepción que las personas tienen de estos diseños.
Mientras que hace algunos años tenían una connotación más bien negativa, actualmente es sumamente común verlos en jóvenes, adultos e incluso ancianos.
Según un estudio realizado por GfK Adimark, 2 de cada 10 chilenos mayores de 15 años tiene al menos un tatuaje, mientras que 1 de cada 10 chilenos que no tiene tatuajes ha pensado en hacerse uno.
Esta popularidad con la que cuenta este tipo de arte ha llevado a que los tatuadores se hayan ido profesionalizando y perfeccionando, algunos de los cuales se han transformado en verdaderos referentes de la disciplina.
Uno de ellos es el norteamericano Mark Mahoney, quien es considerado como una verdadera “leyenda” y que ha tatuado a conocidas celebridades como Johnny Depp, David Beckham, Adele y Rihanna.
En una reciente entrevista ofrecida al periódico británico The Independent, el artista se dio el tiempo para repasar diferentes aspectos de su extensa y prolífica carrera.
Uno de los temas que más llamó la atención tuvo que ver sobre su respuesta respecto a la popularidad de los diferentes tipos de tatuajes.
Y es que aunque hoy en día son uno de los favoritos, Mahoney no dudó en indicar a los tribales como la peor tendencia de los tatuajes.
Según explicó, no son divertidos ni tampoco interesantes de hacer para el artista. Y no sólo eso, sino que además son los más complicados a la hora de cubrirlos por otro diseño.
Para quienes no los conozcan, los tatuajes tribales son aquellos que están formados por símbolos que se plasman en la piel ya sea por su significado o por su atractivo estético.
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Generalmente respetan un patrón geométrico definido y, debido a su estética, se asemejan a los símbolos que se pintaban las antiguas tribus por razones religiosas o ceremoniales.
En tanto, Mahoney agregó que lo que más odia de su trabajo es no tener las suficientes horas en el día para tatuar a todos sus clientes.
De hecho, la lista de espera para ser atendido por él es de seis meses, y las sesiones pueden costar miles de dólares (más de 630 mil pesos chilenos).
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