Existe un debate en torno a cuál sería el mejor ejercicio para perder peso. Las dos rutinas que se enfrentan son las de los aeróbicos también llamados “cardio” (correr, caminar, gimnasia, entre otros) y el entrenamiento con pesas.
Para algunos investigadores la opción más obvia es el ejercicio aeróbico, el cual es usualmente realizado con una intensidad moderada o estado constante. La lógica es clara. Este tipo de ejercicio gasta más energía que los ejercicios de resistencia (fortalecimiento de músculos).
Por ejemplo el HIIT o entrenamiento de intervalos de alta intensidad, modalidad de entrenamiento fitness que combina intervalos de ejercicios de alta intensidad con periodos cortos de reposo activo a intensidad moderada.
Estos son especialmente eficientes a la hora de bajar de peso o si lo que quieres es mejorar tu salud con ejercicios de cardio. Además, son ideales para quemar grasa, tonificar los músculos y aumentar la resistencia en menos de media hora.
Se considera que es más eficiente en el tiempo e investigaciones muestran que este tipo de ejercicio puede provocar cambios rápidos y beneficiosos en la función metabólica e incluso reducciones en la grasa corporal.
Sin embargo, tal ejercicio es probablemente intolerable para muchas personas debido a su naturaleza explosiva y agotadora, consigna el sitio inglés de noticias, Independent.
Debido a lo anterior, algunos todavía podrían enfocarse en aumentar su actividad física en la vida cotidiana, realizando más jardinería o caminando al trabajo, en vez de efectuar exhaustivas en rutinas estructuradas de ejercicios.
Pero la respuesta a la pregunta original es simple: el mejor tipo de ejercicio para perder peso es el que realmente estés dispuesto a hacer.
La mayoría de las personas no mantendrá un comportamiento del que no obtengan placer. Los incentivos para perder peso son obvios, pero el comportamiento humano es impredecible cuando se trata de lo que nos gusta.
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El enfoque óptimo es, probablemente, combinar diferentes tipos de ejercicio para recibir el beneficio de cada uno.
La pérdida de peso inducida por el ejercicio también varía notablemente entre los individuos, y los factores conductuales, biológicos y genéticos también juegan su parte.
Sin embargo, juzgar el ejercicio únicamente por sus efectos sobre el peso corporal podría ser perjudicial ya que la actividad física proporciona una gran cantidad de otros beneficios.
En definitiva, podría decirse que deberíamos dejar de centrarnos en el enfoque óptimo para hacer ejercicio y encontrar otra razón que podamos considerar “lo suficientemente buena” para dejar de postergarlo..
