En 2015 al pequeño Gabe Marshall de sólo 8 años originario de Kansas, Estados Unidos, le detectaron un tumor maligno, motivo por el cual debió ser sometido a una cirugía cerebral.
Si bien la operación concluyó con positivos resultados, la enorme cicatriz que le quedó lo dejó sumamente acomplejado, al punto de asegurar que se sentía como un “monstruo”.
Esto llevó a Josh Marshall, su padre, a realizar un bello gesto en señal de apoyo: se tatuó la misma cicatriz para que Gabriel no se sintiera diferente.
Desde entonces ambos se mantuvieron sumamente unidos frente a esta dura batalla que el niño debió enfrentar a tan corta edad. Lamentablemente, a seis meses de aquel hermoso gesto, el tumor cerebral regresó.
Tal como explicó Josh al sitio del canal KWCH 12, en esta ocasión el tumor se ha vuelto más activo. “Debido a la ubicación, es inoperable”, precisó.
El padre calificó esta dura experiencia como una “montaña rusa”. “Pasas de sentirte perfectamente bien y normal, a llegar a las lágrimas por lo que podría suceder. El no saber es lo que realmente duele”, comentó.
Pero sorprendemente, Gabe tiene muy claro cómo seguir adelante. “Sólo siendo fuerte. Hay que tratar de no quejarse, y simplemente ser fuerte”, admitió el pequeño.
Cuando restan menos de 20 días para la Navidad, Gabriel le pidió al Viejo Pascuero un scooter eléctrico, prueba clara de que se niega a dejarse vencer por el cáncer.
“Él es mi superhéroe”, aseguró Josh respecto a su hijo. “Me ha enseñado el verdadero significado de la vida y cómo sacar el máximo provecho de todo”, añadió.
La imagen en la que ambos muestran sus marcas participó en una competencia llamada #BestBaldDad (“Mejor padre calvo”, en español) del St. Baldrick’s Foundation, en la que cientos de personas se raparon para apoyar a algún niño con cáncer.
Josh y Gabriel resultaron ser los vencedores, y de inmediato la imagen se viralizó a través de las redes sociales. Rápidamente se ganó miles de “me gusta” en las cuentas en las que fue compartida.
