Lentamente, durante los últimos años se ha ido creando consciencia entre los chilenos de la gran amenaza que representa para el planeta el uso de las bolsas plásticas tradicionales, las cuales demoran entre 400 y 500 años en degradarse.
Para combatir esto, varias comunas del país han prohibido o limitado estos elementos en el comercio, mientras que algunas empresas de retail han optado por comenzar a utilizar bolsas biodegradables, que desaparecen por completo en sólo unos meses gracias a que son fabricadas con materiales orgánicos.
No obstante, aún hay varios que pueden tener dudas sobre el real daño que hacen las bolsas plásticas tradicionales. Para que esto quede claro, aquí te contamos algunas formas en que están destruyendo nuestro planeta, a los animales y a nosotros mismos.
1- Liberan sustancias tóxicas que destruyen los océanos
La organización internacional Greenpeace está actualmente realizando fuertes campañas para concientizar a ciudadanos de todo el mundo, respecto a los múltiples perjuicios que el plástico causa en los océanos, una fuente vital de nuestro ecosistema.
Las bolsas y envases plásticos se demoran aún más en degradarse estando en el mar que en la tierra, y jamás llegan a desaparecer del todo. Por lo mismo, se van descomponiendo en sus componentes más básicos, los cuales quedan para siempre en el fondo marino. Y mientras este material se degrada, va liberando sustancias tóxicas.
“Los océanos se están convirtiendo en el vertedero del plástico que inunda la sociedad actual, de cualquier país del mundo. Unos 8 millones de toneladas de plástico entran en nuestros océanos cada año, y ya sea en forma de microesferas o de envases de plástico, la ciencia nos demuestra que se están incorporando a la cadena trófica. Es un bomba de relojería tóxica”, dice al respecto Elvira Jiménez, responsable de océanos de Greenpeace.
2. Matan a animales y criaturas marinas
Además de lo descrito en el punto anterior, las bolsas plásticas tienen impacto más inmediatos en los animales y criaturas, tanto en la tierra como en el océano.
En primer lugar, porque muchos seres se enredan en las bolsas que quedan abandonadas en parques y terrenos abiertos, así como las que caen al océano y se van al fondo marino. Esto provoca que mueran por asfixia o estrangulación.
Segundo, algunos animales se las comen, pensando que son alimento, y éstas bloquean sus estómagos o intestinos, lo que los va matando lentamente por desnutrición. Este último problema es cada vez más común en la fauna marina.
3- Su quema podría producir cáncer y otros problemas de salud
Quemar basura, entre ello las bolsas y otros plásticos, puede parecer una buena idea para deshacerse de los derechos, pero esta práctica no sólo contamina el medio ambiente, sino que también podría producir cáncer en los humanos.
Según un estudio del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos, más del 40% de la basura que se genera en todo el mundo es quemada de manera ilegal, indica un estudio recogido por revista Time.
Christine Wiedinmyer, líder del estudio, explica al respecto que “la quema indiscriminada de basura es una gran fuente de contaminantes, y es algo que debería recibir mayor atención”.
Esto en especial considerando que algunos tóxicos que se crean durante estas quemas, como mercurio e hidrocarburos aromáticos policíclicos, han sido relacionados con problemas de salud serios, como cáncer, complicaciones al corazón y desórdenes neurológicos.
Esta práctica es más habitual de lo que se cree, y se da en mayor medida en países en vías de desarrollo. Como ejemplo tenemos el caso de China, donde la contaminación es severa. Al menos el 20% de las partículas en suspensión e ese país provienen de quemas de basura ilegales, de acuerdo a estimaciones.
Un cambio positivo
Este movimiento no sólo está creando conciencia entre las personas, sino también en algunas empresas que han decidido despedirse del tradicional plástico.
Por ejemplo, en Chile la multitienda Falabella decidió cambiar las bolsas que por años había utilizado por otras 100% biodegradables y certificadas por organismos como Vinçotte de Europa, Beta de Estados Unidos y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
En este caso, la firma optó por entregar bolsas de material vegetal, que se degradan mucho más rápido que otros materiales, pues se reintegra velozmente al medio ambiente.
Así, estando en un relleno sanitario regular, este tipo de envoltura tarda sólo 15 meses en desaparecer por completo.
Esto es muy poco tiempo comparado con una bolsa plástica normal, que se puede demorar siglos en degradarse, dependiendo de las condiciones en que se encuentre, a tal punto que la comunidad científica ni siquiera tiene certeza de cuántos años exactamente tarda este material en desaparecer.
Esta campaña ha sido respaldada por el astro puertorriqueño Ricky Martin, quien ha sido un férreo defensor del medio ambiente durante su carrera.