No caben dudas de que el confinamiento, a causa de la pandemia, ha separado a miles de parejas en el mundo, las cuales han tenido que recurrir a la tecnología para no dejar de comunicarse. No obstante, hay una especie que no ha perdido el contacto físico con sus seres queridos: el pingüino.

Esto quedó en evidencia luego que un fotógrafo australiano compartiera en redes sociales un registro que capturó a mediados de 2019, en el cual se ve a dos aves abrazadas durante la noche, mientras miran de lejos la ciudad de Melbourne.

El profesional es Tobias Baumgaertner, un fotógrafo de 27 años que estuvo de paso por una reserva cercana a la ciudad antes mencionada. A través de redes sociales, contó la historia detrás de aquella foto.

“En momentos como este, los verdaderamente afortunados son aquellos que pueden estar con la persona que más aman. Capturé este momento hace aproximadamente un año”, indicó en un comienzo.

“Estos dos pingüinos de hadas posados sobre una roca con vista al horizonte de Melbourne estuvieron allí durante horas, revoloteando, observando las brillantes luces del horizonte y el océano”, agregó.

“Un voluntario se me acercó y me dijo que la blanca era una anciana que había perdido a su pareja y aparentemente también lo hizo el macho más joven de la izquierda. Desde entonces, se reúnen regularmente para consolarse y permanecer juntos durante horas mirando las luces danzantes de la ciudad cercana”, continuó.

Expertos han señalado que existen varias razas de pingüinos, entre ellas los magallánicos chilenos, en las cuales el macho al entrar en edad adulta elige una pareja, la cual durará para todo la vida.

Algo que llama mucho la atención sobre este enlace es el ritual de cortejo, en el cual el macho y la hembra realizan series de sonidos al mismo tiempo, las cuales pueden extenderse por horas.

También existen especies donde, para cortejar, el macho busca una piedra que pueda ser del gusto de la hembra, la cual le regala posteriormente.