Fueron casi dos meses en los que algunos habitantes de Ocean Springs (Misisipi, EEUU) vieron deambular por las calles a un extraño animal. Según describieron los transeúntes, se trataba de un cuadrúpedo con una tosca piel, el que algunos incluso pensaron que se trataba de “un chupacabras” puesto que ingresaba al patio de algunas casas durante la noche.

No obstante, el misterioso animal estaba muy lejos de ser un potencial depredador… o un “chupacabras”. Tal como señaló el medio animalista The Dodo, debajo de esa rudimentaria apariencia había una pequeña zorra enferma, desprovista de piel y cubierta en costras.

Margaret Raines, Missy Dubuisso
Margaret Raines, Missy Dubuisso

La foto de este animal llegó hasta las manos de Missy Dubuisson, fundadora y directora del centro de rescate Wild At Heart, quien de inmediato se percató que necesitaba ayuda urgente. “Les dije, ‘esto no es un chupacabras. Este es un zorro sin piel’. Y los animales sin pelo por lo general tienen un problema o una enfermedad autoinmune o algún tipo de problema de la piel”, expresó al portal.

Sin embargo, no era fácil atrapar al zorro para ayudarlo. Es por lo mismo que la rescatista de gatos Margaret Raines contribuyó con esta tarea. Según contó al portal, compró una “trampa” especial, camuflada con hojas y ramas, y puso una cámara. Con esto, tardó 50 días en atraparla.

Margaret Raines, Missy Dubuisso
Margaret Raines, Missy Dubuisso
Margaret Raines, Missy Dubuisso
Margaret Raines, Missy Dubuisso

Dubisson detalló que lo primero que hicieron con el animal, que resultó ser una zorra, fue aplicarle un medicamento para el dolor: tenía una avanzada sarna.

“En condiciones de estrés o de calor o cuando se convierten en madura, estos ácaros pueden acaparar el cuerpo del zorro y causar una respuesta autoinmune”, detalló y luego le aplicaron los test necesarios para descartar otras patologías.

“Tenía miedo al principio y era muy tímida”, contó. Sin embargo, aclaró que cuando comenzó a recibir comida -estaba desnutrida- recuperó sus fuerzas y adoptó una actitud más sociable”, señaló y aseguró que sólo con diez días de comida y tratamiento se notaron cambio.

Ahora esperan que el pelaje le vuelva a crecer por completo, para que así regrese a su hábitat natural. “Hay una gran cantidad de zorros en esta área, es un puerto donde comen los peces o aves, por lo que su dieta estaría completa, siempre y cuando ella es lo suficientemente fuerte como para cazar”, contó.