Centenares de tortugas, incluidas especies raras y en peligro de extinción, enfrentan un futuro incierto después de que su santuario en Singapur –poseedor del Récord Mundial Guinness– fuera relocalizado a causa de planes de reurbanización del gobierno.

En su momento de apogeo, unos mil ejemplares eran acogidos en el Museo de Tortugas (terrestres y acuáticas) Vivas, inaugurado en 2001 en el popular sitio turístico Chinese Gardens de la ciudad-estado asiática. Allí se podían adquirir ademas recuerdos y juguetes de peluche.

Si bien esta empresa ha contado desde su creación con un público fiel, se han registrado críticas ‘on line’ sobre las condiciones de vida en que se mantenía a los quelonios. Por su parte, la autoridades decidieron reutilizar el área con fines urbanísticos y fueron desalojados, por lo que la propietaria del santuario, Connie Tan, lucha por encontrar y financiar un lugar donde reubicarlas.

“Renuncié a mucho por esto, y es algo difícil. El dinero para la educación universitaria de mi hijo fue dedicado a mantener vivo este lugar”, explica Tan, cuyo padre creó el museo, lo que significó el Récord Mundial Guinness a la “mayor colección de tortugas y artículos” sobre éstas.

Agence France Presse
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Tan gastó 250.000 dólares de Singapur (unos 185.000 dólares de Estados Unidos) en el nuevo sitio, pero sólo pudo asegurarse un corto contrato de alquiler por dos años, y también reconoció que se está quedando sin fondos, lo que ha generado preocupación respecto al futuro a largo plazo de las tortugas.

Tan ha luchado duramente para para poder mantener el museo, incluso solicitando la ayuda del primer ministro, Lee Hsien Loong, a través de las redes sociales.

Especies en peligro de extinción

Durante el traslado, se vio obligada a cerrar su negocio de gestión de eventos, albergando a las tortugas en su oficina, lo que la dejó circunstancialmente sin ingresos.

Actualmente hay unas 700 tortugas en el nuevo sitio en Yishun, un área residencial alejada de los principales puntos de interés turístico y de ocio en Singapur.

Esta colección de quelonios fue reunida por la familia Tan durante más de 40 años. Muchos de éstos reptiles eran mascotas rescatadas después de que sus dueños los abandonasen.

“Las tortugas pueden no reaccionar frente a usted de la manera en que puede hacerlo un perro, pero tienen capacidad de comunicarse con usted, si les presta atención. Por lo tanto, aquellas personas a las que les apetezca comprar tortugas, deben estar preparadas para aceptarlas tal cual son”, explica.

Tan señala que cuenta con alrededor de cincuenta especies diferentes, entre las cuales algunas estarían en vías de extinción, como la conocida como tortuga de Reeves, utilizada en la medicina tradicional china y que es cazada en plena naturaleza.

La misma está clasificada como en peligro de extinción, e integra la “Lista Roja de especies amenazadas” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El museo también alberga algunas tortugas africanas y tortugas estrella de India, a menudo capturadas en la naturaleza para el comercio de mascotas exóticas, ambos tipos clasificados por la UICN como “vulnerables”.

A pesar de los desafíos, Tan espera que el apoyo de los visitantes asegure la sobrevivencia de su santuario.

Esta mujer, de 48 años, destaca: “los amigos del museo han sido generosos en sus donaciones, y hemos comenzado a recibir visitantes de lugares tan lejanos como Rusia, Polonia e inclusive Israel”.

Añadiendo: “esto me brinda esperanzas de cara al futuro”.