Uno de los problemas frecuentes en perros de avanzada edad es el síndrome de disfunción cognitiva, una enfermedad que se parece al alzheimer humano.

Entre el 14% y 35% de los perros geriátricos son diagnosticados con esta enfermedad, de acuerdo a un estudio publicado por la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa).

Debido al aumento de esperanza de vida de los perros, el problema se agudiza y se puede presentar de forma severa en 47% de los canes que llegan a los 17 años.

El Síndrome de Disfunción Cognitiva del perro se produce por un desgaste del sistema nervioso central, lo que afecta el desarrollo cognitivo y la memoria. Se atribuye a un aumento de la proteína B-amiloide a nivel cerebral, la misma que se asocia al alzheimer humano, lo que provoca la pérdida de neuronas.

Otro factor es el aumento de radicales libres que producen daño oxidativo, muerte de neuronas y disminución de neurotransmisores vinculados a la memoria, emociones y vigilia.

Desgeneración de la memoria

Estos canes presentan desorientación, confusión, falta de memoria y cambios de personalidad. “Cambian de comportamiento, dejando de lado conductas en las que estaban ya entrenados, por lo que muchas veces sus humanos se angustian, pierden la paciencia o los retan”, explica Patricio Moreno, médico veterinario del laboratorio Drag Pharma.

Afectada en su memoria, la mascota que se incorporó a la familia siendo cachorro suele no reconocer a los miembros de la familia, busca menos atención, no saluda, a menudo se aleja al ser acariciado o no responde a su nombre.

También es habitual que aúlle por la noche y tenga trastornos del sueño. “Duermen mucho durante el día y deambulan por la casa de noche, lo que afecta la calidad de vida de la familia”, explica Moreno.

Otro signo es la desorientación, pues muchas veces estos perros no encuentran la puerta de salida del hogar, se quedan parados en las esquinas o debajo de los muebles, son incapaces de esquivar ciertos obstáculos y parecen perdidos en la casa o el patio.

Además, es frecuente que comiencen a defecar en distintos lugares de la casa, abandonando rutinas aprendidas con anterioridad.

¿Qué hacer?

Para retrasar el surgimiento o avance del síndrome, a partir de los 8 años en raza pequeña y desde los 5 años en perros de gran tamaño, el veterinario recomienda suministrar suplementos nutricionales que disminuyen la pérdida de neuronas y neurotransmisores cerebrales.

Patricio recomienda usar productos que contengan ginkgo biloba, planta que mejora el flujo sanguíneo cerebral, vitamina B6 que ayuda a la síntesis de neurotransmisores, vitamina E antioxidante y fosfatidilserina que repara las células cerebrales dañadas.

De la misma forma, enumera cuatro hábitos saludables para las mascotas:

1. Estructurar rutinas, como salir a caminar o a hacer sus necesidades a espacios exteriores, para facilitar de esta manera la sensación de seguridad del perro.

2. Estimular al perro con juegos para evitar su apatía o aislamiento.

3. No mover de ubicación los muebles para facilitar la orientación de la mascota senil.

4. Realizar paseos cortos que consuman su energía para que el perro pueda dormir mejor durante la noche.