A diferencia del hombre que es un omnívoro, el gato es un carnívoro estricto que debe tener una dieta alta en proteínas y que posee un cuerpo perfectamente adaptado para esta dieta. Alimentarlo de acuerdo a su edad, tamaño, estilo de vida, su sensibilidad específica e incluso a su raza significa contribuir a la preservación de su salud.

Los felinos tienen mandíbulas preparadas principalmente para cortar; cuentan con 30 dientes definitivos cuando son adultos. Su saliva no contiene enzimas digestivas similares al humano y el estómago está diseñado para digerir rápidamente y para tragar “presas”.

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Los gatos pueden comer de 12 a 18 veces por día, ingiriendo sólo unos pocos gramos cada vez. Su estómago está adaptado para que a éste lleguen alimentos en trozos grandes, por lo tanto, las necesidades nutricionales del gato implican una dieta específica que considere su estilo de vida (indoor o outdoor), su edad, si está esterilizado o no, su raza, sensibilidades especiales, entre otros factores.

“Así como debemos preocuparnos de que los perros no ingieran ciertos alimentos, con los gatos sucede lo mismo. El sistema digestivo de los felinos es mucho más delicado de lo que se cree y no son capaces de digerir ciertos alimentos. Algunos pueden causarles alteraciones estomacales y otros definitivamente pueden ser mortales. Es por esto que debemos tener en cuenta que para cada tipo de mascota existen recomendaciones nutricionales que debemos considerar para evitar complicaciones mayores”, indica Francisca Montero, Médico Veterinario de Royal Canin.

Ojo con los siguientes productos

La creencia popular nos hace pensar que ciertos alimentos son adecuados para los gatos, pero no siempre es así. La lista de alimentos prohibidos para ellos es amplia y muchos de estos están a su alcance en nuestras casas, sobre todo si son curiosos y muerden o tragan todo lo que tengan al alcance. Ojo con éstos y atención al comportamiento de los felinos, porque en caso de que ingieran alguno, es importante contar con toda la información antes de llevarlo de urgencia a un Médico Veterinario.

Chocolate: contiene teobromina, una sustancia que en grandes cantidades produce intoxicación, aceleración del ritmo cardíaco, diarrea, vómitos, falla sistémica, coma y hasta la muerte.

Leche: cuando los gatitos son destetados la enzima que metaboliza la lactosa (azúcar de la leche) empieza a disminuir, por lo tanto si consume leche cuando es adulto, ésta puede provocarle diarreas y problemas estomacales. Si bien no es mortal su ingesta puede ser perjudicial para los gatos.

Carne salada y embutidos: si son ingeridos por gatos de forma periódica pueden llegar a provocar hipertensión y pancreatitis. Por ejemplo, 30 grs. de jamón equivalen a que ingiera 12 donuts, lo que es un exceso de calorías que será perjudicial para su salud.

Alcohol: los gatos no metabolizan bien el alcohol, por lo que nunca deben tomarlo ya que puede provocarles la muerte.

Palta: es tóxica para los gatos por el alto contenido de persina que puede provocar trastornos estomacales muy graves como irritación gastrointestinal, vómitos, diarrea, dificultad respiratoria, congestión e incluso la muerte.

Frutos secos en general: no se recomienda dárselos a nuestro gato pues podrían provocar fallos renales, vómitos, diarreas y problemas digestivos

Pescado crudo: la creencia popular nos ha llevado a pensar que los gatos deben comer siempre pescado. Pero hay que tener en cuenta que el exceso de vísceras de pescado le puede causar al gatito rigidez muscular (conocida como parálisis de Chastek), dado que el pescado crudo contiene un componente que destruye la vitamina B1, cuya carencia provoca la parálisis. También las espinas son un peligro para ellos.

Papas crudas: otro de los alimentos prohibidos para gatos son las papas crudas, ya que tienen una sustancia conocida como solanina, de sabor amargo y muy tóxica, incluso para nosotros.

Huevos crudos: este tipo de alimentos puede transmitir a los gatos agentes infecciosos como la salmonella, lo que genera alteraciones digestivas e incluso una inflamación del páncreas produciendo una pancreatitis.

Huesos: hay que tener mucha precaución con los huesos, sobre todo si son de pollo ya que se astillan y pueden provocar heridas y obstrucciones, tanto en el esófago como en el intestino.

Restos de grasa: el consumo de grasa en exceso produce en los gatos trastornos gastrointestinales y pancreatitis.

Cebollas, puerros y ajos: el Tiosulfato, presente en todos estos ingredientes, es una sustancia difícil de procesar para los gatos y que provoca la destrucción de sus glóbulos rojos. Esta enfermedad se llama anemia hemolítica, lo que provocará pérdida de apetito, debilidad, apatía y vómitos.

Plantas: Muchas plantas, sobretodo de interior, que tenemos en casa pueden ser perjudiciales para ellos, como por ejemplo, las Adelfas o los Lirios.

“Si por descuido nuestro gato consume alguno de estos alimentos o plantas y vemos signos que nos alerten, de inmediato debe ser llevado a un especialista que le entregue los primeros auxilios y tratamiento correspondiente”, finalizó Montero.