La idea surgió en Asia, a fines de los noventa con la irrupción de los Cat Café: espacios exclusivos dedicados al encuentro social entre gatos y personas. La iniciativa fue un éxito. Tanto así que llamó la atención de grupos animalistas y colectivos de yoga, que buscaron alianzas para promover los derechos animales y los espacios de relajación, respectivamente.

En Chile la idea desembarcó con El mundo de Dalí, el primer Cat Café de Santiago con sede en Ñuñoa, que ahora irrumpe (tal como sucedió en Asia) en el Cat Yoga: una técnica que integra a los felinos a los ejercicios de relajación, y no por mero azar.

Bárbara Petit (37), profesora acreditada por la Federacion Internacional de Yoga, 15 años de experiencia en la docencia del yoga integral, comenzó en 2013 a practicar el Cat Yoga. El interés vino desde afuera. “Me enteré que se practicaba en Estados Unidos y Europa, me contaron la propuesta y empecé en mi casa“, cuenta

Sesión de yoga con gatos
El Mundo de Dalí

Pero, ¿por qué integrar a los gatos al yoga? ¿Se trata de otra práctica snob? ¿Hay rigor, motivos, razones para hacerlo? Bárbara responde: “Literalmente uno llega a apreciar la simpleza de la vida con los gatos al lado. Nos ayudan a conectarnos, y el yoga es conectarse. Su presencia nos aporta simpleza: uno se relaja aún más, logras la relajación“.

Según la instructora, el Cat Yoga puede aportar con innumerables beneficios: “Tranquilidad, paz, conexión con uno mismo. A la gente que le gustan los gatos les produce mayor paz estar con ellos. Cuando termina la clase, no se quieren ir“.

El Mundo de Dalí

Esta semana comenzaron las clases en Santiago. Se trata de sesiones personalizadas, con grupos que no superan las 10 personas. Por el momento, en El Mundo de Dalí hay dos instructores, Barbara y Juan Pablo Jara. “La idea es que las sesiones no sean masivas, porque uno puede orientarlas más. Es importante lograr una intimidad“, cuenta la profesora.

A las clases de Cat Yoga no se puede asistir con mascotas, eso está prohibido. La presencia gatuna la garantizan Mitty, Runita. Mimi y Moisés, los cuatro “gatos de planta” del café capitalino, además de los huéspedes que están de paso mientras encuentran adopción. Durante las clases, los gatos también logran conectarse con sí mismos.

Sesión de yoga con gatos
El Mundo de Dalí

La idea es que se relajen. Y se portan bien, son juguetones, pero siempre respetando a los alumnos. Se acurrucan durante los ejercicios, acompañan, a veces se ponen curiosos. En la etapa de relajación ellos bajan las revoluciones. A veces se suben arriba de uno en ciertas posturas“, dice la instructora, que aún busca alumnos para sus sesiones. Los interesados pueden contactarla en este mail: info@elmundodedali.cl.

Sesión de yoga con gatos
El Mundo de Dalí
Sesión de yoga con gatos
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