Los lunares en la piel pueden ser muy comunes, aunque los especialistas siempre recomiendan revisarlos, sobre todo si su color o forma se va alterando con el tiempo.

Sin embargo, existen unos cuyo origen suele desconocerse: los lunares rojos. Estas pequeños puntos llamados también “cabezas de venas”, no duelen ni representan algún tipo de amenaza para la salud y se consideran benignos.

De acuerdo a la doctora María Soledad Aspillaga, dermatóloga de Clínica Alemana, indica en un comunicado que estos lunares “son angiomas que corresponden a tumores benignos cuya aparición se relaciona con la genética, el envejecimiento y, en ocasiones, se asocia también a la elevación de estrógenos (hormona femenina)”.

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La profesional aclara que dichos lunares llegan a medir de uno a varios milímetros y no suelen ser asociados con ningún tipo de enfermedad. “Estas lesiones genéticas, habitualmente aparecen después de los 20 años en cualquier parte del cuerpo, sin embargo, son más frecuentes en tronco y extremidades“, agregó.

La mayoría de las personas que los tienen, los extraen mediante una cirugía o láser, principalmente por razones estéticas, aunque si se nota algún tipo de anormalidad, como en su tamaño o llegan a sangrar, la especialista sostiene que es importante asistir al médico.

¿Cómo se generan?

Anteriormente, la dermatóloga explicó que se trataba de una herencia genética, aunque hay que considerar que en realidad no son lunares como suelen llamarse.

Concetta D’Alessandro, dermatóloga del Instituto de Dermatología Integral de España, explicó al sitio especializado Cuídate Plus, que “se trata de pequeñas dilataciones capilares llamadas angiomas y son conocidos popularmente como puntos rubí. Son pequeñas manchitas vasculares sobreelevadas en la piel que nada tienen que ver con los lunares, los cuales son acúmulos del pigmento principal de la piel, la melanina”.

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La especialista enfatiza que este tipo de lunares también aparecen con el envejecimiento de la piel y que no se puede hacer nada para prevenirlos. “Aunque son lesiones benignas, siempre es recomendable que sean revisados por un dermatólogo. Y en especial si notamos que pican, sangran o crecen mucho, para detectar y descartar cualquier signo de malignidad. Pero, en principio, solo implican un problema estético”, afirmó.

Sin embargo, un estudio publicado en Science Translational Medicine arrojó que estos lunares tendrían cierta relación con la cantidad de insulina en el cuerpo. Cuando las personas tienen problemas de insulina, no sólo afecta el crecimiento, como se dedujo en esa investigación, sino que el mismo lunar es un indicio de una alteración en los niveles de esta hormona.

Jaime Guevara-Aguirre, endocrinólogo y quien encabezó esta investigación en 2011, dijo en su estudio que “aunque estos lunares no son peligrosos, pero son un signo muy importante de que la insulina está alta. Asimismo, al promover el crecimiento de la piel, es posible que aparezcan pequeñas verrugas en el cuello y las axilas. Al estimular el crecimiento de las células de grasa, se genera obesidad, y peor aún, si la insulina está aún más alta y promueve un crecimiento excesivo, podrían incluso promover el riesgo de tener cáncer“.

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Si bien para la mayoría de las personas estos puntos significan un problema estético, el endocrinólogo concluye que “reconocer las señales de que la insulina está alta, como los lunarcitos rojos, es muy importante para reconocer a tiempo la causa por la cual aumentamos de peso”.