El 1 de octubre se conmemoró el Día Nacional del Adulto Mayor, instancia que en la actualidad se torna más relevante, puesto que la población envejece sostenidamente. Este escenario hace necesario avanzar en materia de salud y alimentación, para lo cual es importante conocer uno de los padecimientos a los que se enfrenta nuestro cuerpo cuando ha avanzado en años.

Uno de ellos es la presbifagia, trastorno que corresponde al conjunto de cambios psicológicos, fisiológicos y anatómicos propios de la vejez, los cuales impactan en menor o mayor medida en el proceso de deglución (acto de tragar), teniendo como posibles consecuencias: malnutrición, deshidratación o neumonía por aspiración de alimento.

Estos cambios pueden manifestarse a través de la disminución del gusto, debilidad en músculos masticatorios, pérdida de piezas dentarias, disminución del flujo de saliva y el enlentecimiento de los reflejos de protección de la vía respiratoria al momento de comer, lo que puede producir el paso de alimentos a la vía aérea.

Se debe tener en cuenta, que algunos adultos mayores pueden presentar esta condición sin referir síntomas, ya que inconscientemente buscan nocivos métodos de adaptación a los cambios, por ejemplo, sustituyen los alimentos que le son difíciles de deglutir por otros sencillos de masticar y tragar, disminuyen la ingesta de líquidos porque representan mayores “atoros” y dejan de tomar algunos medicamentos por temor a no poder deglutirlos, entre otras acciones. Así, este trastorno puede pasar desapercibido, representando un desafío para los profesionales de la salud su detección precoz en adultos mayores aparentemente sanos.

Al respecto, se recomienda consultar con su médico si la persona mayor sufre atragantamiento con alimentos sólidos, líquidos o con su propia saliva, tose con frecuencia, tiene escape de comida al masticar, sustituye o elimina alimentos de su dieta regular, comienza a beber menos líquido de lo habitual, pierde peso o cambia su voz luego de tragar.

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