Sr. Director:

Hace algunos meses un estudio arrojó que la bicicleta es catalogada como el medio de transporte ideal por un 17% de los santiaguinos y otra investigación aseguró que el 19% de los chilenos comenzó a moverse en bicicleta a raíz de la pandemia. No hay duda, la bicicleta está viviendo el que es, quizás, su mayor auge en lo que va de la historia. El dilema se encuentra cuando vemos que muchos que deben recorrer largas distancias, por ejemplo, para realizar despachos, usan bicicletas con motores fuera de toda normativa, que además de emitir partículas contaminantes generan grandes daños a nivel acústicos.

El covid, el crecimiento de las ciudades y la crisis ambiental que vive el planeta nos han desafiado a usar transportes más rápidos, seguros y sustentables, y en eso una gran solución es la que llega de la mano de la electro movilidad. Por eso, nuestro llamado es que dejemos de pensar sólo en ciclovías o reglas de convivencia vial, que son sumamente relevantes, y expandamos la mirada a políticas públicas que fomenten la compra de buenas e-bikes.

Tal es el caso de Madrid, donde el gobierno activó un completo plan de ayudas económicas de dos millones de euros para el fomento de la movilidad cero emisiones, que incluye la concesión de hasta seiscientos euros para quienes quieran adquirir una bicicleta eléctrica.

Las comparaciones son odiosas, pero a veces vale la pena hacerlas e inspirarnos justamente en el mes que se conmemora el Día Mundial de la Bicicleta. Porque si queremos instaurar una verdadera cultura ciclística, descongestionando nuestras calles e impactando la salud de las personas, hay que ofrecer estímulos y apoyos reales que permitan acelerar de una buena vez nuestras bicicletas.

Juan Ignacio Guldman
Gerente de operaciones Völmark

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile