Es un secreto a voces que los senadores Felipe Harboe y Víctor Pérez están dedicados de cuerpo y alma a la futura región de Ñuble. Es cuestión de revisar sus publicaciones en las redes sociales, para percatarse que su área de interés preferencial está en Chillán y las comunas vecinas. Allá se reúnen con juntas de vecinos, participan de actos públicos y asisten a entrevistas radiales.
Escasamente –por no decir casi nunca-, se menciona la presencia de alguno de ellos en la provincia de Bío Bío. Ni que decir Arauco, provincia que también forma parte de la circunscripción que representan ambos legisladores.
No hay que ser un genio para concluir que la intención de Harboe y Pérez es seguir representando a la futura región de Ñuble en las elecciones de tres años más. En la reconfiguración del mapa electoral que ocurrirá en las elecciones de 2021, Ñuble -ya como región- elegirá dos senadores y, obviamente, ambos corren con gran ventaja en esa zona. El problema es el ahora, el hoy, no tres años después, porque siguen siendo representantes de todo un territorio y no de uno en particular. Son nuestros legisladores pero, tristemente, solo se interesan por unos pocos.
Que no vengan a la provincia, no sería gran cosa. Sin embargo, el alejamiento de ambos senadores deja a Bío Bío en una condición de desmedro frente al enorme poder de Concepción. Aunque desde la puesta en marcha del redistritaje, el territorio es representado por un contingente de cinco diputados, igualmente éstos deben hacer enormes esfuerzos por marcar presencia también en la provincia de Arauco, lo que, por cierto, diluye la posibilidad de una gestión efectiva.
Además, estos cinco diputados muy difícilmente podrán contrarrestar el poder penquista que suman ocho representantes en la Cámara Baja y que, como grupo, sí pueden de manera mucho más efectiva en la toma de decisiones a nivel regional y nacional.
A ese escenario se suma que el alejamiento de Ñuble de la región romperá los equilibrios en la conformación del Gobierno Regional. Antes, Ñuble, Bío Bío y Arauco equiparaban el número de cores respecto de los de del gran Concepción. Sin Ñuble, se queda en una evidente desventaja a la hora de presionar por asignaciones justas y equitativas de los recursos regionales.
Como si fuera poco, es muy posible que en las elecciones senatoriales del 2021, tengamos a representantes del Gran Concepción con la primera opción de ser electos, es decir, a Jacqueline van Rysselberghe y Alejandro Navarro, actuales senadores por Bío Bío Costa. Ambos llevan años representando a este territorio y poco o nada conocen de nuestra realidad, nuestros problemas, nuestras fortalezas y defectos. Y aunque a ambos se les ha visto en actividades públicas por la zona en el último tiempo, evidentemente que sus esfuerzos y lealtades están y estarán concentradas en los votantes que ahora representan.
En suma, más allá de sus posiciones políticas, Harboe y Pérez Varela representan a un territorio que abarca dos provincias y, ahora, una naciente región. En consecuencia, se deben a esos miles de votantes que los eligieron en 2013. Y no sólo a una parte de ellos, no sólo Ñuble, sino que a la circunscripción que abarca también a Bío Bío y Arauco. Que tengan especial predilección por una parte de la circunscripción no debe ser la excusa para dejar el resto a la deriva para dedicarle atención sólo en los ratos libres.
Porque, al fin y al cabo, da la impresión que la provincia está sola, que todos nosotros estamos solos, que nos tenemos quien represente nuestras legítimas exigencias.
PS: Algo triste de todo esto, es que el alejamiento de ambos senadores parece no importarle a nadie. Ningún político o líder local hace sentir su voz, o ha expresado su molestia o se ha hecho cargo de la situación y tomará el relevo. Por cierto, tampoco es tema en los medios de comunicación.
Juvenal Rivera
Periodista
Autor del libro: 51 lugares de Los Ángeles
