Urge contar con una Ley de Pesca legitimada por todos los actores del sector y que, a la vez, permita garantizar un desarrollo sustentable de la actividad en el país. La presión creciente sobre los recursos naturales se evidencia fuertemente también en el ámbito pesquero.

Según el Informe “Estado de situación de las principales pesquerías chilenas 2017” (Subpesca, 2018), del análisis de 26 unidades de pesquerías, una se encuentra en estado de subexplotación, ocho están en plena explotación, siete califican como sobreexplotadas y nueve en estado de agotamiento, además de una pesquería con estado indeterminado.

Estos datos confirman que estamos ante una grave amenaza a nuestra seguridad alimentaria, ya que alrededor del 61% de las pesquerías chilenas están en estado de sobreexplotación o colapso.

En este sentido, la actual Ley de Pesca, fundadamente cuestionada por diversos actores del rubro, incorporó aspectos que deberían mantenerse o profundizarse, como son la conservación y uso sostenible de los recursos hidrobiológicos, si es que se quiere avanzar hacia la sustentabilidad.

Además de herramientas como el principio precautorio y del enfoque ecosistémico, la implementación de comités científicos técnicos, de la mano de indicadores del estado de los stocks, tales como puntos biológicos de referencia (PBRs) y Rendimiento Máximo Sustentable (RMS). Todo esto es imprescindible para tener éxito en la recuperación de las pesquerías nacionales.

Cuando pensamos en la normativa que regula todos los recursos hidrobiológicos del país, lo primero que surge como necesidad es la validación de los procesos que nos llevaron a su creación, y que primen la transparencia y acceso equitativo y justo a los recursos pesqueros por parte de todos los interesados en la extracción de éstos.

El desarrollo y evolución de la actividad también ha puesto en discusión la necesidad de redefinir la actividad pesquera artesanal, considerando las grandes diferencias que existen hoy en cuanto a las dimensiones de las embarcaciones y su poder de pesca.

Asimismo, es fundamental que se articulen las diferentes normativas orientadas al desarrollo del borde costero con el fin de minimizar las tensiones en los territorios cuando se requiere implementar, por ejemplo, la Ley de caletas, Ley Lafkenche o Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB).

Archivo | Alejandro Zoñez | Agencia UNO
Archivo | Alejandro Zoñez | Agencia UNO

Si pretendemos situarnos como los mejores a nivel mundial en administración pesquera, tampoco podemos dejar de relevar el rol que cumplen las áreas marinas protegidas en la recuperación de las pesquerías, como espacios costeros o marinos donde puede convivir la actividad pesquera y la conservación de los hábitat acuáticos.

Sin embargo, no debe pasarse por alto que contar con una ley de primer nivel, legitimada y valorada efectivamente por los actores pesqueros, no asegura el éxito de su misión, el que está firmemente supeditado a la disponibilidad de recursos e instrumentos financieros que aseguren su correcta implementación, así como a la existencia de procesos transparentes de seguimiento a su puesta en marcha.

El escenario actual no es el mejor en lo que respecta a la administración pesquera, el cual está fuertemente marcado por una crisis interna que afecta su institucionalidad y donde al parecer los procesos participativos vinculantes no serán la forma de abordar la modificación de una ley fuertemente erosionada por intereses particulares.

Como antecedente, el pescado, a nivel global, juega un papel fundamental en términos de seguridad alimentaria, ya que provee el 17% de toda la proteína consumida en el mundo, a la par que entrega el sustento económico para aproximadamente 500 millones de personas que dependen de esta actividad.

En Chile, sólo relacionados a la pesquería de merluza común, son cerca de 10 mil pescadores y sus familias los que viven de este recurso.

En el actual escenario de una mayor demanda estimada, donde se calcula que los requerimientos de alimentos se duplicarán en los próximos 35 años, surgen muchas preguntas, entre ellas, ¿se podrá disponer o no de lo suficiente para comer? Actividades como la pesca ¿podrán llegar a ser sostenibles, minimizando sus efectos negativos?

Lo que hagamos o dejemos de hacer hoy será crucial para la respuesta que podamos darle a las futuras generaciones.

Valesca Montes
Coordinadora de Pesquerías Sustentables de WWF Chile

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