Las diputadas Érika Olivera y Ximena Ossandón presentaron hace casi una semana un proyecto de ley que plantea la imprescriptibilidad de delitos sexuales sin importar la edad de la víctima, en medio de toda la expectación mediática tras lo sucedido en el caso de Antonia Barra.

Recordemos que el pasado 21 de julio el Juzgado de Garantía de Temuco decretó el sobreseimiento de dos acusaciones contra Martín Pradenas, en el marco de la formalización por dos violaciones y cuatro abusos sexuales presuntamente cometidos contra cinco víctimas, entre ellas Antonia Barra, joven que se suicidó en 2019.

Durante la instancia, la defensa de Pradenas solicitó el sobreseimiento por prescripción, bajo el argumento del tiempo transcurrido desde los hechos hasta la presentación de la denuncia. Se trata de hechos acontecidos en 2010 y 2014, cuando las víctimas tenían 16 y 19 años.

En este contexto, es que las diputadas Olivera y Ossandón, apoyadas por sus colegas Pamela Jiles y Andrés Celis, presentaron un proyecto de ley que busca que los delitos sexuales y violación sean imprescriptibles, es decir, puedan ser sancionados pese a los años transcurridos, y sin importar la edad de la víctima.

En entrevista con BioBioChile, la diputada Olivera profundizó en este proyecto que le toca muy de cerca, debido a que fue víctima de un abuso sexual. Aunque más que víctima, ella se considera una sobreviviente.

¿Cuál es el objetivo del proyecto?

Este proyecto nace porque el año pasado votamos el proyecto de la imprescriptibilidad de los delitos sexuales en menores, pero no quedó así estipulado para la adultez. Entonces hoy día una persona que sufre abuso sexual o violación en Chile, si no denuncia dentro de los cinco años, ese caso queda prescrito.

Lo que se busca es abrir la no prescripción de los delitos sexuales a las personas adultas, porque eso es algo que uno siempre se pregunta, por qué las leyes son las que tienen que colocar un plazo, un tiempo. Y desde ahí es que nace esta inquietud.

ARCHIVO | Pablo Ovalle | Agencia UNO
ARCHIVO | Pablo Ovalle | Agencia UNO

Y a eso le sumamos todo lo que ha ocurrido durante estas últimas semanas, el caso de Antonia (Barra) y el de otras mujeres que nos muestran que nuestro sistema requiere urgentes cambios.

Sabemos que se han hecho grandes esfuerzos, que cada vez se busca mejorar las leyes, se busca mejorar las penas en ese sentido, pero finalmente son leyes que todavía falta mucho para poder ir mejorando.

Y hemos visto casos de mujeres en nuestro país que se demoran años en denunciar algún delito de esta envergadura.

Leyes que “duermen” en el Congreso

Este es su segundo proyecto respecto al mismo tema, debido a que el año pasado presentó junto al diputado Sebastián Keitel un proyecto de ley que busca perseguir el maltrato, la discriminación y el abuso en el deporte.

¿Fue testigo de abusos en el deporte?

En el mundo del deporte también hemos sido testigos de casos de abusos. El año pasado este proyecto pudo tener rapidez en el Congreso por el caso de un entrenador de la región de Ñuble.

Una de las cosas que uno se da cuenta, es que los proyectos muchas veces pasan por la Cámara de Diputados y en el Senado quedan ahí durmiendo, y recuerdo que con (Sebastián) Keitel fuimos a a conversar a la Comisión de Mujeres y ahí se pidió que se pusiera en tabla el proyecto. Y afortunadamente se puso en tabla, se votó y hoy día ya es una ley, por lo tanto el mundo del deporte hoy día cuenta por lo menos con un paso avanzado en ese tema.

¿Era común ver situaciones de abusos?

Se da de todo, en la época que yo fui deportista lo mismo que Sebastián (Keitel), ambos fuimos testigos de ver maltratos desde los entrenadores hacia los deportistas. Además yo siendo deportista me enteré de casos de hace muchos años, en donde hubo violación, abusos sexuales, y es lamentable porque en el fondo esas deportistas, nunca tuvieron la oportunidad de poder dar a conocer esto públicamente.

Muchas de ellas se retiraron de la actividad deportiva, no quisieron continuar porque en realidad esto les provocaba mucho daño, y las familias fueron un pilar fundamental, porque por lo menos tuvieron el respaldo y la protección. Personalmente me tocó compartir con algunas de ellas, y la verdad que fue bastante doloroso saber que esto también no solamente había existido de ahora, sino que habían casos que se arrastraban desde hace muchos años.

Las deudas de la sociedad y de la Justicia

¿Hay una deuda de la sociedad con las víctimas?

Yo creo que si, hoy día uno agradece que hay tantas herramientas como las redes sociales, los medios de comunicación, la misma sociedad está mucho más abierta a escuchar y acoger cuando vemos que algo así sucede, lo hemos visto con todo lo que ha pasado en el caso de Antonia y en los casos sucedidos en años anteriores, se ve que hay un avance, pero todavía nos falta muchísimo, porque la pregunta que uno se hace es cómo erradicar esta conducta.

También creo que hay un gran tema que tiene relación con la educación que nosotros podemos brindarles a nuestros hijos, desde el hogar. A nuestras hijas e hijos, mujeres y hombres. Estas situaciones que pasan, nos llama también a preguntarnos cómo podemos mejorar en la orientación hacia nuestros hijos para que ellos estén mucho más atentos a estas situaciones y no cometan esta grave falta, que son finalmente crímenes, son delitos y que dañan a todo un entorno, porque no es una víctima y un victimario, sino que también hay familias detrás, entonces yo creo que ahí también tenemos un gran rol nosotros como padres.

ARCHIVO | Leonardo Rubilar | Agencia UNO
ARCHIVO | Leonardo Rubilar | Agencia UNO

Y hay veces donde se provocan quiebres familiares, sobre todo cuando no se le cree a la víctima.

Eso ocurre muchas veces y yo creo que ahí, independiente de que si es un familiar o fue cualquier otra persona el victimario, el hecho de que no te crean agrega más daño todavía, más dolor, más vergüenza, más rabia, entonces son años que se tienen que tomar y que se requiere de un trabajo reparador completo.

¿Hay una deuda de la Justicia?

Yo creo que los jueces actúan de acuerdo a lo que les dicta la ley y ahí yo quiero entrar un poquitito a tocar los casos puntuales.

Por ejemplo cuando yo denuncié el delito de violación, lo conversé con distintos abogados y siempre la respuesta fue que no se podía porque la ley dicta esto, porque la ley dice aquello, porque después de cinco años el caso está prescrito. Y desde ahí entra esta responsabilidad desde los legisladores para buscar generar esos cambios y desde ahí hay una responsabilidad de parte de los que hoy día estamos legislando.

Pero además, los jueces y las personas que están en la toma de decisiones, si bien se rigen por lo que dice la ley, también creo que lo que ha sucedido marca un precedente, porque también uno dice cuál es el criterio que se utiliza o no hay criterio.

Una de las cosas que vimos ahora con esta sentencia que después fue revertida, tuvo mucho que ver la presión social, y todas las críticas hacia los jueces. Entonces también ahí hay una gran deuda y tenemos que seguir avanzando, seguir evolucionado por el bien de las víctimas para que las sentencias sean mucho más duras.

Un proyecto personal

En su caso no hubo un “caso judicial”…

No, porque hice la denuncia y se hizo una investigación, si bien fue una investigación como corresponde, dentro de las cosas que se podían hacer en esa época porque ya habían pasado muchísimos años, también fue algo simbólico.

Pero marcó también un antes y un después, porque gracias a esa revelación se desarchivó el proyecto de ley de la no prescripción de delitos sexuales para los menores de edad. Es un proyecto que llevaba más de 8 años en el Congreso, y ahí uno dice de algo sirvió eso.

Además me toca como parlamentaria votar ese proyecto, entonces para mí por lo menos tuvo harto significado.

¿Cuánto cuesta denunciar?

Bueno, hay una frase que utilizábamos mucho nosotros que era el derecho al tiempo. Porque hay estudios que dicen que una víctima se demora tantos años y eso lo han comprobado los especialistas, pero también hemos visto que hay personas que demoran toda su vida y algunos que nunca son capaces de denunciar y nunca son capaces de develar algo tan terrible como una violación o un abuso sexual.

Yo recuerdo perfecto que en el año 2016 cuando doy a conocer esta historia, me llegaron miles de mensajes de mujeres en donde muchas de ellas me revelaban su historia y decían que era primera vez que lo contaban a alguien, y mujeres que también en la calle me paraban y me decían “yo viví lo mismo, pero nunca lo voy a denunciar, porque no puedo”.

Porque además no sólo es el tiempo que tienes que tomarte para realizar una denuncia o dar a conocer lo que te tocó vivir, después de eso viene todo un proceso también, hay familias que muchas veces se fracturan, eso también trae un costo, entonces no son temas fáciles para las personas que han sido víctimas.

Es un camino largo que yo creo que no termina nunca, porque uno puede superarlo, pero vas a vivir siempre con esa herida adentro. No es que te cortaste un dedo y tu dedo cicatrizó y se te olvidó que en algún momento te cortaste, esto te marca para toda tu vida.

Tenemos que entender como sociedad, como legisladores, que no podemos ponerle tiempo a las personas. Hay que dejar que ellas decidan cuándo es ese momento, por eso este proyecto, para mí, tiene un gran significado y lo entiendo perfectamente.

Érika Olivera: “Soy una sobreviviente”

¿Es posible llegar y hacer un llamado a que las víctimas denuncien?

Uno puede hacer el llamado y uno puede decir “denuncien, háganlo, no se queden calladas”, pero no es llegar y sentarte y decir “mire me pasó esto”, es un proceso bastante difícil, duro, se vive durante muchos años con el miedo, con la culpa, con la vergüenza y eso uno no lo supera de la noche a la mañana.

Por eso es que hay que ser respetuosos y no caer en el morbo, porque también uno se da cuenta que se cae en eso y para uno que es sobreviviente de estos temas, no es muy agradable.

En ese sentido ¿se califica como víctima o como sobreviviente?

Sobreviviente… yo me considero sobreviviente. La experiencia es brutal porque finalmente tú no vives solamente el sometimiento a algo a lo que no quieres, sino que también hay una tortura muy grande de por medio. Por lo tanto, vuelvo a insistir, son años no solamente por el hecho, sino que también después todo lo que significa sobrellevar esa carga y sobrellevar durante años esa herida que todos los días te recuerda algo.

ARCHIVO | Pablo Ovalle | Agencia UNO
ARCHIVO | Pablo Ovalle | Agencia UNO

¿La sociedad ha ido avanzando en creer más en las víctimas y juzgar menos?

Si, yo tengo la misma sensación y creo que es porque hemos ido entendiendo que estos son temas muy dolorosos, porque también nos dañan como sociedad. Cuando tú dudas, cuando no le crees, cuando tú pasas por alto, yo creo que también de cierta manera te haces un poco parte del dolor que le provocas a esa persona al decirle no te creo.

O al momento de ser indiferente, por lo tanto creo que también como sociedad nos ha servido mucho el hecho de que hoy día vemos mucho a los jóvenes, por ejemplo, a las mujeres, como se han empoderado de estas causas.

¿Se nota el cambio generacional?

Así es, yo tengo cinco hijos y tengo tres hijas mayores que están en la etapa de la adolescencia, son personas que uno las escucha y la verdad es que son conversaciones muy buenas, porque también ellas van entregando sus puntos de vista y te van ayudando en esa deconstrucción mental que tenemos muchas veces como sociedad.