El Congreso despachó a ley el proyecto que reduce la velocidad máxima en zonas urbanas, disminuyendo de 60 a 50 kilómetros el límite.

Entre algunos puntos, lo anterior se realizó con el fin de evitar accidentes de tránsito fatales.

En ese contexto, el experto en Transportes y académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Francisco Frésard, sostuvo en Expreso Bío Bío que bajar la velocidad de igual manera sirve debido que la energía cinética es menor.

“Es la energía cinética la que mata a las personas o las deja gravemente heridas. Sin embargo, porque esto esté escrito no significa que la gente lo respete“, aclaró.

En esa línea, el experto mencionó que hay puntos importantes que se deben considerar: uno trata sobre la costumbre de las personas “y que cambien su comportamiento, y que exista una muy fuerte fiscalización para que eso ocurra. Un cambio de comportamiento de este tipo no ocurre si no es con fiscalización“, dijo.

Respecto a los métodos de seguridad que el mismo conductor implementa a la hora de subir al vehículo, para Frésard “al menos el 50% de las personas no usa el cinturón de seguridad. Hay que tener cuidado con eso”.

El experto indicó que cuando el conductor puede seleccionar la velocidad en Santiago, el “80% se mueve a 80 kilómetros o más. Sin embargo, cuando hay congestión, la velocidad no supera los 20 kilómetros por hora por auto (…) Todo esto de bajar de 60 a 50 va a modificar los tiempos de viaje, la verdad que es prácticamente imperceptible“.

En ese sentido, sobre los accidentes, agregó que “si la velocidad es 20 kilómetros y la bajo diez, no es que se reduzcan un 30% las fatalidades porque a esa velocidad prácticamente no hay fatalidades. Entonces esa interpretación de bajar de 60 a 50, y que se reducen un 30% de fatalidades es falso“.

El experto sostuvo que los cambios notorios serían si se bajara velocidades de 120 kilómetros por hora.

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