Gustavo y Raúl Aravena, padre e hijo, quedaron en prisión preventiva tras ser formalizados en el Juzgado de Garantía de San Bernardo por el delito de homicidio simple.

Recordemos que Gustavo, de 32 años, dijo haber sido intimidado el lunes en la mañana por cuatro delincuentes al salir de su domicilio. Producto de esto, tanto el afectado como su padre, Raúl Aravena, persiguieron a los sujetos. Según declararon a la PDI, ambos lograron capturar a uno de los ladrones, identificado como Juan Jorquera, a quien golpearon hasta causarle la muerte.

Tras esto, se generó un debate sobre los límites que contempla la legítima defensa, concepto que según el Código Penal chileno se refiere “al que obra en defensa de su persona o derechos”.

En conversación con Expreso Bío Bío, Jaime Winter, abogado de derecho penal de la Universidad de Chile, explicó que es posible defenderse si uno recibe una agresión o robo.

También, existe la posibilidad de detener a una persona si el delito se agranda y no hay personal policial cerca.

“En este caso concreto, estos requisitos no se dan para la legítima defensa y para que haya una detención ciudadana. Y eso no es porque la ley esté mal, en este caso la agresión no era actual, es decir, el derecho valora que uno se defienda, pero es para repeler un ataque y cuando los delincuentes frustraron su propósito y escapan, ya no existe esa legítima defensa y agresión actual”, señaló.

Asimismo, agregó que en el momento del portonazo mismo padre e hijo se hubiesen defendido por una agresión, sería parte de la legítima defensa.

“Uno por ser víctima de un delito no tiene chipe libre para andar matando gente si se encuentra al día siguiente en la calle con el agresor, no lo puede matar ahí”, dijo.

“Para que aceptemos que esa venganza privada se nos quite de las manos, tenemos que confiar mucho en que el Estado va a hacer la pega y esa es una desconfianza que existe en las instituciones a todo nivel”, aseveró.

Asimismo, precisó que en este caso del portonazo, una persona que comete un delito es probable que quede en prisión preventiva y que deba cumplir una condena. Sin embargo, arguyó que el problema es cuando no encuentran a los autores de los delitos.

“Si ellos (padre e hijo víctimas de portonazo) hubiesen detenido a esa persona, el supuesto delincuente habría terminado condenada porque en los casos que sí se esclarece quién fue el imputado, termina en una condena real. En este caso optaron por hacer la justicia con sus manos y eso es algo que no podemos evitar y que es muy peligroso”, concluyó.

Escucha la entrevista realizada por Katherine Ibáñez y Álvaro Escobar en Expreso Bío Bío: