Una de las demandas más sentidas por la ciudadanía en nuestro país, especialmente en regiones, es el mejoramiento de los servicios de transporte público. Para avanzar en soluciones que respondan a esta necesidad, el rol del Estado es fundamental e insustituible.
Proveer, fortalecer y modernizar estos servicios son requerimientos que los gobiernos deben priorizar. El desafío de las futuras administraciones será hacerlo de manera eficiente y sostenible, ambiental y financieramente.
Nuevos paradigmas de movilidad
La forma como las personas nos desplazamos ha ido evolucionando de la mano de nuevas realidades sociales, económicas, ambientales y tecnológicas. Poco a poco, el automóvil particular va dando paso a otros modos de transporte y la movilidad sostenible se impone como nuevo paradigma.
En ese marco, generar sistemas de transporte público robustos, inteligentes y ambientalmente sustentables ya no es una alternativa, sino un requisito fundamental para cualquier estrategia de desarrollo.
Chile debe consolidar y ampliar territorialmente los logros alcanzados en movilidad urbana en los últimos años, con hitos como la modernización de la flota de buses urbanos y el fomento de la electromovilidad, la digitalización del pago del pasaje en regiones, el fortalecimiento de la red ferroviaria, la extensión del Metro de Santiago, la incorporación de nuevas ciudades al sistema regulado de transporte público mayor y el aumento de los servicios de conectividad para zonas rurales y aisladas, incluyendo el programa Barcazas para Chile.
Continuar impulsando este tipo de políticas públicas progresivas, serias y responsables es una fórmula que garantizará mayor bienestar para millones de personas.
La responsabilidad del próximo gobierno
El próximo gobierno -tal como le correspondió al actual- tendrá la responsabilidad de tomar la posta de los procesos de modernización puestos en marcha durante nuestra gestión en las principales conurbaciones del país, a través de los cuales estamos estableciendo estándares superiores de servicio y bases sólidas de regulación para garantizar su continuidad.
Seguir invirtiendo en transporte público será clave para mejorar la calidad de vida y disminuir las brechas sociales y territoriales. Por eso, es necesario persistir en el camino trazado, comprendiendo que la provisión de servicios de mejor calidad por parte del Estado es una tarea ineludible que cuenta con una alta valoración social.
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