“Mucho más que una violación de los Derechos Humanos”. Así lo destaca Naciones Unidas al señalar que los 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, que comenzó a observarse en 2011.
Esta práctica inhumana está destinada a generar terror y -como indica ONU- no solo afecta a los parientes próximos del desaparecido, sino que a toda la sociedad.
En Chile, durante la dictadura civil militar, a una parte importante de las víctimas no solo se las hizo desaparecer, sino que, tras ser sepultadas en distintos lugares del país, sus cuerpos luego fueron exhumados para ocultarlos en otros sitios, lo que aumenta los grados de crueldad de los autores.
De 1.469 casos de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos sin entrega de cuerpo conocidos, hoy permanecen 1.162 casos sin que sepamos cuál fue su destino final.
Nuestro país no puede sentirse pleno en dignidad si no continúa trabajando para saber qué pasó con las y los compatriotas víctimas de desaparición forzada. En este marco, el Plan Nacional de Búsqueda de Verdad y Justicia, que este 30 de agosto cumple dos años de existencia, ha desarrollado una labor acuciosa, seria y esforzada por llevar adelante acciones que permitan a las familias lograr verdad y justicia.
Es así como hoy se llevan adelante más de 70 diligencias judiciales y extrajudiciales. El Plan apoya el trabajo de Ministros en Visita Extraordinaria que dirigen las investigaciones en diversos sitios de interés, asimismo, ha realizado la recopilación y revisión de archivos de organismos públicos y privados.
Hemos subrayado que el Plan Nacional de Búsqueda ha puesto a disposición de la comunidad una página web, en donde se encuentra la nómina oficial de víctimas, así como un mapa georreferenciado de la última trayectoria conocida de ellas. Asimismo, hemos indicado que este Plan, que es conducido por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, a través de su Programa de Derechos Humanos, es una instancia adecuada para recibir información de quienes saben qué ocurrió con las víctimas.
Debemos recalcar, además, que no es posible que haya quienes insisten en iniciativas para dejar en libertad a autores de graves violaciones de los derechos humanos, en tanto tales personas no contribuyen con la información necesaria para responder a las familias que por decenas de años han clamado por verdad y justicia, que han dejado los pies en la calle y golpeado insistentemente las puertas de las instituciones para obtener respuestas sobre el destino de sus seres queridos.
El Plan Nacional de Búsqueda tendrá que continuar con los fines para los que se ha creado y con la certeza que debe ser una política pública permanente en tanto se mantenga la incertidumbre sobre el destino hombres, mujeres, jóvenes, niñas, niños y adolescentes a quienes no solo fracturaron sus vidas, sino que se les hizo desaparecer, con el objeto de que fueran olvidados. A ellas y ellos, en el Día de las Víctimas de Desaparición Forzada, reafirmamos nuestro compromiso de continuar en la búsqueda de verdad y de preservar su memoria.
Cuando hablamos de memoria, hablamos también de futuro, de cómo construimos una sociedad que se haga cargo de su historia y se garantice la no repetición, el Nunca Más.