El comandante de Gendarmería de Santiago 1, atacado por el Tren de Aragua en su domicilio de Cauquenes, región del Maule, en abril pasado, entregó en sus declaraciones a la PDI detalles sobre la corrupción al interior del penal, donde un gendarme podría obtener alrededor de $500 mil diarios en negocios con reclusos.
A mediados de abril, la investigación de la policía civil y la Fiscalía Metropolitana Occidente tuvo su primer gran avance al detener a tres sujetos vinculados a la organización criminal transnacional.
Estos individuos, de nacionalidad venezolana, habrían disparado contra la casa del gendarme y dejado una corona de flores junto con una carta que decía:
“Descansa en paz (iniciales tarjadas). Se despide tu familia, pronta muerta. Así como estás muerto tú, vamos por tus amigos SAPOS. Tenemos todas las ubicaciones de todos. Atte: Los Contra del Abuso”.
Posteriormente, Ciper reveló a inicios de agosto que la información personal del funcionario fue entregada por colegas de la cárcel Santiago 1.
Por su parte, La Tercera difundió detalles de lo relatado por la víctima del ataque armado, perpetrado por los sujetos hoy en prisión preventiva.
Gendarme atacado por el Tren de Aragua destapa corrupción en Santiago 1
En sus testimonios, el funcionario detalló que ha participado en allanamientos con resultados de incautación de “droga, alcohol, armas cortopunzantes hechizas, teléfonos, entre otros”.
Esto se reflejaría en la estadística interna y, además, el gendarme señaló que la mayoría de los procedimientos terminan “sin responsables“.
“Es poco habitual que se les encuentren portando elementos no permitidos a los usuarios“, aseguró. Incluso especificó que, la misma semana del ataque y la amenaza en Cauquenes, participó en dos allanamientos.
El segundo de ellos ocurrió el viernes 4 de abril, un día antes de lo sucedido en la región del Maule. Tras el procedimiento, viajó a su domicilio y, al día siguiente, todo transcurrió con normalidad hasta el ataque.
“El día domingo llamé por teléfono al mayor a Santiago 1, le pregunté qué decían los funcionarios de lo que me había pasado, pero no había comentarios ni siquiera para saber cómo estaba yo“, aseveró.
Según su testimonio, el gendarme sabía que no tenía buena relación con algunos colegas, pues no estaba de acuerdo con los negocios con internos. Por eso, cobró fuerza la hipótesis de la participación de otro funcionario, lo que finalmente le mencionaron desde Santiago 1: un cabo habría entregado información sobre su vivienda a los reclusos.
Ese funcionario, según el gendarme, estaba “enojado” con él. Un día lo sorprendió con un bolso que, según sabía, contenía comida. “Yo estaba claro que llevaba cosas para vender, por lo que pedí a dos oficiales que lo siguieran“, recordó.
En ese contexto, el gendarme expuso la situación interna de Santiago 1: “Quiero señalar que al interior del penal pueden hacerse, más o menos, $500.000 en venta por día“, precisó.
Sin embargo, aunque se mantiene la versión de que fue un colega quién filtró los datos, T13 informó que se trataría de un suboficial, también residente en Cauquenes. Este tenía el apodo de “doctor” porque “gana más que un médico”.