Con el internacionalmente cuestionado uso del reconocimiento facial, el Ministerio Público también está trabajando para identificar a quienes han participado de hechos delictivos desde el estallido social.

Aunque el fiscal nacional Jorge Abbott reconoció que se trata de programas que no tienen la tecnología suficiente para hacer un trabajo muy rápido, el persecutor jefe de la zona Oriente, Manuel Guerra, dijo que sí es una herramienta útil.

Cada vez más popular se ha vuelto el uso de tecnología de reconocimiento facial en el mundo y Chile no ha sido excepción. Conocida fue la implementación que hizo la Municipalidad de Las Condes.

Sin embargo, han existido distintos cuestionamientos a esta herramienta, por su potencial amenaza a la privacidad y su real efectividad en la identificación de personas en condiciones adversas.

El doctor en en Informática y profesor asociado de la Universidad Adolfo Ibáñez, Miguel Ángel Carrasco, aseguró que la tecnología ha llegado a niveles muy altos de efectividad, pero en casos donde la persona está quieta y hay buenas definiciones en la calidad del video.

La diferencia se da, agregó el académico, cuando hay movimiento o una gran cantidad de personas. Así, concluye que el reconocimiento facial en esas circunstancias está recién emergiendo.

Algo que también es sabido en el Ministerio Público. De hecho, el fiscal nacional Jorge Abbott dijo que estos programas “no tienen aún la tecnología suficiente para hacer un trabajo muy rápido y en consecuencia esto va a ser un trabajo de mediano y largo plazo”.

Aun así es algo que se está utilizando para perseguir delitos en el contexto del estallido social. El fiscal regional Metropolitano Oriente, Manuel Guerra, indicó que es una herramienta útil, aunque detalló que tienen miles de horas de grabación.

Pese al optimismo de algunas autoridades, un reportaje exclusivo del canal británico SkyNews reveló un estudio independiente sobre la tecnología de reconocimiento facial de la Policía Metropolitana de Londres tiene un 81% de inexactitud. Es decir, cuatro de cada cinco personas identificadas como sospechosos son inocentes. La realidad de la capital de Inglaterra hace dudar aun más de la efectividad en Chile, en estos momentos.