“No sé cómo me tiró cuatro o cinco metros al frente de mi escritorio (…) Lo único que hice fue arrastrarme hacia la puerta”. Con esas palabras relató el mayor de Carabineros, Manuel Guzmán, los momentos posteriores a la explosión que afectó a la 54º Comisaría de Huechuraba. Él abrió el sobre y terminó herido.

El hecho se remonta al pasado jueves 25 de julio, cuando un atentado explosivo se registró a eso de las 12:45 de en el cuartel policial ubicado en el sector de La Pincoya, dejando a ocho funcionarios lesionados. Uno de ellos era Guzmán, quien narró el episodio y aseguró a El Mercurio que no teme retomar sus labores.

De acuerdo al policía su día comenzó de manera normal. Llegó a las 07:00 horas a la comisaría e inició su trabajo cotidiano, revisando documentación y firmando partes. Eso, hasta que uno de sus colegas le entregó la encomienda que contenía el explosivo y que iba dirigida a su nombre.

“(La abro y) rápidamente me percato de lo que es y salgo de la línea de fuego, me tiro hacia un costado empujando a mi conductor y, en ese momento, explota”, contó.

“Hablamos de centésimas de segundos y, si yo no salgo de esa línea de fuego me habría atravesado el artefacto”, añadió, explicando que sus 25 años de servicio le permitió tomar esa decisión rápidamente.

Y agregó: “Al abrirlo, es como cuando se enciende un fósforo. La llamita, el humo blanco y el sonido “pst” (mecha). Por eso, rápidamente salto al costado”.

Producto de la explosión, el uniformado terminó herido. “No sé cómo me tiró cuatro o cinco metros al frente de mi escritorio. Quedé en el piso botado y el piso cubierto de material de construcción. El cabo Aguayo (quien le entregó la encomienda) gritaba, lo único que hice fue arrastrarme hacia la puerta”, sostuvo.

“No sentía la cara y no sentía la mano. Tenía toda la cara ensangrentada y los ojos se me llenaron de sangre… Llamaron a la ambulancia, tomaron un vehículo policial y me trasladaron rápidamente al SAPU”, sentenció.