Fue la recomendación en la que más se insistió en los días previos y durante el 2 de julio, cuando en los cielos del país se produjo un eclipse de Sol que fue total en las regiones de Atacama y Coquimbo: no había que mirar el fenómeno natural sin protección.

El consejo era preciso. Para mirar directamente al Sol había que ocupar lentes certificados o los vidrios utilizados en los cascos de soldadores, pero no más allá de 30 segundos ya que era necesario descansar la vista.

¿Cuál era el riesgo? Las personas que no siguieran la recomendación podrían sufrir daño permanente a la retina e incluso quedar con ceguera.

Según informó Qué Pasa, hubo capitalinos que no siguieron el consejo y resultaron con la visión dañada tras el eclipse. Fueron al menos tres personas las que llegaron a la Clínica Las Condes luego del fenómeno astronómico.

Alejandro Lutz, oftalmólogo oftalmólogo del Centro de la Visión de dicho centro asistencial, indicó a dicho medio que el daño a la retina, llamado específicamente como maculopatía fótica, “aparece inmediatamente, primero como un deslumbramiento y luego como un escotoma, una mancha gris o negra en el centro de la visión. Si es muy tenue, podría manifestarse a las horas o un día después, pero habitualmente es bastante rápido. No duele y no hay otra sensación además de la pérdida de visión”.

Agregó que el 50% de los pacientes recupera total o parcialmente la visión con el tiempo, pero la otra mitad no puede recuperarse.