Esta semana se desarrolló un juicio abreviado del médico Jaime Barros Ortiz, de especialidad medicina general, acusado de vender licencias médicas en el café Bombay de Santiago Centro.

Según informó Inmune, organización que promueve el uso correcto de las licencias médicas, los documentos eran vendidos por la suma de 70 mil pesos y con reposos de entre quince y treinta días con diagnósticos variados. Tras la detención se requisaron $2.180.000 por ventas ejecutadas y un talonario de 50 licencias médicas, en el que 28 estaban completas con información listas para su venta.

Los delitos que se le imputaban a Barros son los de falsedad en el otorgamiento de licencias médicas (fraude previsional) y falsificación de instrumento privado, por lo que arriesgaba penas que iban desde 61 días a tres años.

Finalmente fue condenado a 800 días de presidio menor en su grado medio y durante este mismo periodo el facultativo quedó con prohibición de emitir licencias médicas. Así mismo, deberá pagar 50 UTM ($2.417.650), en un máximo de 30 días.

“El médico ya era conocido antes de su formalización en 2016 por las entidades de salud privada hace más de un año. Se tenía conocimiento de que este médico ejercía la táctica de venta de licencias médicas. Esta condena es importante porque aclara que la venta y el uso fraudulento de licencias médicas es un delito y que está siendo condenado”, explica el gerente Legal de Inmune, Rodrigo Varela.

Inmune presentó toda la información recopilada sobre este médico, además de tres querellas en representación de las isapres Colmena, Cruz Blanca y Banmédica. “Es importante recordar que las penas que establece la ley son tanto para el médico como para el cotizante. Sin embargo, según la Encuesta de Percepción de Fraude por Licencias Médicas, realizada por Inmune en 2018, en la región Metropolitana, solo un 29% de los cotizantes considera que el uso de licencias médicas fraudulentas es un delito grave y que arriesga multa y penas de cárcel”, destaca Varela.

Para las entidades de salud privada e Inmune, la figura de los captadores no es muy frecuente y el hecho de que un médico trabajara con captadores de clientes para la venta “es un agravante que significa para nosotros el lado más oscuro que podemos ver dentro del sistema de salud”.