Esta semana se inauguró la primera librería popular de Recoleta, y tras solo días de funcionamiento, ya se puede calificar como un éxito, tanto que incluso otras comunas quieren replicar la misma acción. A pesar del apoyo que se ha mostrado a la propuesta del alcalde Daniel Jadue se han escuchado voces disidentes provenientes de la misma industria editorial.

El alcalde de la comuna, durante una entrevista con La Radio, comentó que la librería se creó porque “hay 280 comunas o más que no tienen librerías en su territorio, entre ellas Recoleta”, además definió estos lugares como “uno de los servicios más exclusivos que tiene el país”.

Según el estudio de Circulación y Difusión del Libro Chileno de 2017, en Chile existe un punto de venta de libros (librerías y supermercados) por cada 44.718 habitantes. Y específicamente en la comuna de Recoleta no existe ningún lugar que los venda.

“Recoletras”, la librería que promete descuentos de hasta un 70%, abrió sus puertas el lunes para todo público sin distinción. Durante la jornada logró recaudar casi $2 millones gracias al amplio catálogo que posee el recinto. Jadue, publicó este hecho a través de Twitter: “¡Cientos de personas visitándola para llevarse uno o más libros a precio justo. Lo que faltan son medidas y acciones!”.

A raíz de los dichos del alcalde refiriéndose a “precios justos”, la coordinadora de la editorial Catálogo Cecilia Bettoni, criticó los dichos de Jadue y explicó cómo se desglosa el precio de los libros en Chile, lo que tendría una relación directa con su precio de mercado.

Según lo explicado por Bettoni, el mecanismo del mercado editorial divide en tres partes el precio neto de un libro. Es decir, que del total, un 40% va al editor, 20% al distribuidor y un 40% al librero.

Esto significa según la coordinadora, que la acción descrita en una librería, sería eliminar el 40% de ingresos que van dirigidos hacia el librero y su negocio, por lo que se evidenciaría que esta acción “los deja como un canalla que sobreprecia los libros y que sería, por ello, responsable de que la gente no pueda comprarlos”.

Asimismo, cuestionó al alcalde Jadue por, según ella, instalar “una percepción muy poco seria respecto del funcionamiento del mercado editorial”.

Esto, ya que este sistema estaría yendo contra editores, distribuidores y libreros, además del fomento a la lectura.

“Me parece un contrasentido querer fomentar el acceso a la lectura, fracturando al mismo tiempo la cadena del libro”, enfatizó.

Según ha explicado el alcalde, lo que hace Recoletras es comprar los libros directamente de las editoriales y el costo de operación de la librería es solventado por el municipio. Por ello, el precio costo de los libros resulta más barato.

Contrario a la postura de Bettoni, personas que comparten su mismo rubro están de acuerdo con la apertura de la librería. A raíz de la polémica, la dueña de la editorial Catalonia, Catalina Infante, dio su opinión a BioBioChile sobre el proyecto.

“Esto no afecta a los autores, creo que es mucho pensar que la industria se va a venir abajo debido a esto. Es como pensar que porque existan bibliotecas, las personas dejen de comprarlos. Me parece mezquino tratar de decir ‘me están quitando mi pedazo de la torta’, siempre habrá torta para todos”, expresó.

Mientras tanto, la socia de la librería Metales Pesados, Paula Barría, opinó que “es injusto que se ponga como responsable del precio de los libros a las librerías, lo que también pasa a llevar el trabajo de los libreros. Pero de todas maneras, está bien que hayan más y mejores librerías, pero hay que poner en discusión la precariedad de éstas”.