Es una tradición que los capitalinos festejen el Año Nuevo con varios elementos de cotillón. Uno de los puntos para poder adquirirlos es el barrio Meiggs.

En dicho lugar es factible encontrar gorros, collares, tubos de confeti, entre otros elementos. Sin embargo, los locatarios acusan que las ventas han disminuido por la campaña que ha comenzado a circular en redes sociales llamadas “Chile sin cotillón”.

La idea del movimiento es crear conciencia sobre las toneladas de basura que se generan tras utilizar el cotillón en este tipo de celebraciones.

Jesús López, vendedor ambulante de Meiggs, señaló a El Mercurio que “esta idea nos ha golpeado directamente, tanto así que nos vimos obligados a bajar los precios, hacer ofertas que no nos convienen e incluso rematar los productor el valor que nos costaron para no terminar perdiendo”.

Además acusó que hace años las ventas han venido a la baja. “Se ve menos gente comprando en la calle. En un tiempo más este negocio dejará de ser rentable”.

Pese a que acusan que las ventas han bajado, los comerciantes siguen teniendo números positivos gracias a productos como las cadenas de flores, sombreros y máscaras.

Solagne Correa, locataria del barrio, sostuvo que “lo que más se llevan son collares, gorros y antifaces. La gente los puede guardar incluso para el próximo año y además no contaminan”.