El proyecto realizado por el Núcleo Milenio Información y Coordinación en Redes trabaja junto al Directorio de Transporte Público Metroprolitano (DTPM) pretende controlar de una manera más eficiente a los usuarios que no pagan, a través de un juego llamado “Stackelberg“.

“Nuestro proyecto está estructurado en dos partes. Primero, está el componente operativo que día a día indica dónde tienen que ir los fiscalizadores. Y luego está el componente estratégico que tiene que ver con el diseño del equipo de fiscalizadores. La idea es que el modelo pueda indicar en términos presupuestarios cuántos fiscalizadores son necesarios para reducir los índices de evasión de forma sustancial, explica José Correa académico de ingeniería industrial y director de Núcleo Milenio.

“Stackelberg”, funcionará de modo que un líder hace un primer movimiento y los seguidores responden en base a ello.

Queremos que este sistema sea una herramienta en la toma de decisiones”, proyecta Correa.

Ciencia aplicada al control de la evasión

Carlos Bonet, investigador y parte del proyecto, explicó que “la Teoría de Juegos es una ciencia que busca ver cómo interactúan diferentes agentes. Cada uno tiene objetivos individuales que son afectados por los objetivos del resto”.

En este caso, existen dos agentes con dos objetivos diferentes: “El primero, es la persona que evade y cuyo objetivo es que el viaje tenga el menor costo posible, en tanto que el segundo es el fiscalizador que quiere que el pasaje sea pagado”, explica Bastián Bahamondes académico de la Universidad de Chile.

Según explican los expertos, hoy día para evitar la evasión, se eligen las calles con mayor evasión, donde los fiscales están por un largo periodo, lo que provocaría que “se pierda el factor sorpresa“, ya que “los evasores saben por experiencia dónde se ubican los fiscalizadores, por lo que fácilmente pueden evitar el control de pago”.

Por lo que este nuevo modelo, estaría basado en un sistema aleatorio.

“Como contraparte surge naturalmente la idea de que el sistema de fiscalización debería ser aleatorio, por lo que estamos creando un sistema basado en el azar que proponga los lugares que serán fiscalizados y que, además, no tenga un patrón que los evasores puedan identificar”, afirma Bonet.

El piloto de este modelo pretende implementarse en el primer semestre de 2017 y también considera factores como la seguridad de los fiscalizadores.

Existen calles o sectores más peligrosos que otros, por lo que incluimos este factor a la hora de diseñar el sistema”, concluye el investigador.