Continúan las diligencias referentes a aclarar el robo de $9 millones desde una caja de la 14° Comisaría de San Bernardo, hecho que ya dejó la baja de una funcionaria.

En el marco de esta indagación desarrollada por la Fiscalía Militar se detectó una nueva irregularidad. El viernes pasado, según fuentes policiales, la Sección de Inteligencia Policial (SIP) de Carabineros halló elementos disuasivos químicos y municiones al interior del dormitorio y de la oficina del jefe de la unidad, mayor Eduardo Aravena.

El descubrimiento se realizó cuando el personal investigativo inspeccionaba el cuartel para dar con pistas que permitan aclarar qué pasó con el dinero desaparecido, que estaba en cadena de custodia desde junio.

Los uniformados accedieron a la oficina y dormitorio del mayor, quien autorizó el ingreso a estas dependencias por vía telefónica ya que tiene licencia médica por enfermedad.

En la oficina se hallaron 21 cartuchos de disuasivos químicos, 16 granadas de mano, 96 cartuchos de escopeta calibre 12. En el dormitorio, en tanto, habían 41 cartuchos calibre 36 y 122 cartuchos de escopeta calibre 12. De acuerdo a la investigación, todo esto debería haber estado en la sala de armas de la unidad.

Preliminarmente, se estudia un error de procedimiento de Aravena, quien habría comentado que guardaba las municiones para reaccionar mejor ante un posible ataque y ante la eventualidad que el encargado de la sala de armas no se encontrara en la repartición. Sin embargo, no habría identificado vía documento el movimiento del material.

La decisión del jefe de la comisaría rompería la cadena de custodia de las municiones, ya que quedaron en dependencias que no cuentan con las medidas de resguardo necesarias, por lo que estaban expuestas a robos y accidentes.

Por mientras se desarrolle la investigación para validar la versión del mayor o establecer algún delito, las especies quedaron bajo custodia de la sala de armas.