Desde 2014, el equipo del arqueólogo Rubén Stehberg, curador y jefe del Área de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), comenzó a realizar una serie de excavaciones en pleno centro de Santiago, trabajo titulado como Mapocho Incaico.

Según informó La Hora, los investigadores plantearon que en la Plaza de Armas de Santiago y en sus alrededores, hubo un asentamiento incaico en el periodo del Tawantinsuyu (1438-1533), quienes estaban instalados en el valle del Mapocho, antes de la llegada de los españoles.

“Nosotros creíamos que aquí se encontraba el centro administrativo de ellos y que se habría ubicado la casa de Gobierno de Quilicanta, un gobernador incaico muy especial, quien fue el encargado de recibir a la expedición de Diego de Almagro en 1536 y posteriormente a Pedro de Valdivia”, dijo Stehberg al medio.

De esta manera, los investigadores se adentraron a las profundidades del kilómetro cero gracias a los recursos entregados por Fondecyt.

Por esta razón, se hicieron trabajos en el patio principal del Cuerpo de Bomberos de Santiago (2014), luego en el patio de Los Naranjos de la Catedral Metropolitana (2015) y el 18 de junio -gracias al permiso del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN)- fue intervenido el patio central del Museo Histórico Nacional, labores que concluyeron el viernes pasado.

“La verdad es que en este sector las calles ya estaban hechas y Valdivia sólo las utilizó.Luego las amplió, porque seguramente el centro administrativo era muy pequeño”, señaló el líder de la investigación.

Es así que en los tres sitios investigados se encontraron restos de cerámica con decoración distintiva del período incaico.

El arqueólogo explica que Pedro de Valdivia fundó la capital de Chile sobre un asentamiento incaico, importante hallazgo que hasta ahora se desconocía.

“Todavía aparece en los libros de historia que Pedro de Valdivia fundó Santiago en un sitio eriazo, que él trazó a la ciudad de Santiago con su forma de damero, junto al alarife Pedro de Gamboa. La verdad es que en este sector las calles ya estaban hechas y Valdivia sólo las utilizó. Luego las amplió, porque seguramente el centro administrativo era muy pequeño”, precisó Stehberg al matutino.

Asimismo, agregó que otro factor fueron las necesidades españolas, las que hicieron crecer el damero mucho más allá de lo que los incas efectuaron.

Además de las piezas de cerámica incaica, también se encontró cerámica utilitaria (vasijas), vidriadas (cubierta por esmalte), mayólica (decoración sobre loza), perfumadas de las Monjas Clarisas (cerámica elaborada con arcilla, arena fina y caolín), metal, restos óseos de animales (los que se consumían en ese tiempo) y malacológicos (moluscos).

Estos restos se trasladarán al laboratorio del Museo Nacional de Historia Natural, los que se guardarán en los depósitos de arqueología del lugar. De esta manera, serán analizados por Claudia Prado, arqueóloga e investigadora del CMN y las excavaciones seguirán abiertas hasta el 31 de julio.

“Toda la historia de la ciudad de Santiago está en este trabajo que se hizo en el museo. Si miramos las paredes de la excavación, en la parte superior veremos los adoquines actuales que datan de 1982. Hacia abajo, en la capa siguiente de tierra, están los rellenos de La Real Audiencia, porque en este sitio se encontraba este órgano judicial. En la capa que continúa se ve la tierra de las ocupaciones españolas y más abajo están los incas, pues en ese espacio descubrimos las cerámicas. Al final, en el piso, sólo hay piedras redondas que corresponden al antiguo cauce del río Mapocho, pues poco antes de la presencia incaica pasaba el río por aquí”, señaló el arqueólogo.

Otro hallazgo realizado gracias a la investigación fue un muro, que es uno de los cimientos de la Real Audiencia, y una columna, pues por esa parte pasaba un corredor.