Investigadores de la Universidad de Talca pronosticaron que en el verano habrá 23 días con temperaturas superiores a los 33° Celsius. Una ola de calor que afectará a la zona centro, específicamente a las regiones del Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule y Bío Bío.

Lo anterior, podría empujar los termómetros hasta los 39° Celsius en el Maule durante los meses de enero y febrero, lo que podría generar un escenario de riesgo similar al que derivó en los megaincendios forestales que arrasaron con más de 280 mil hectáreas en la región en 2017.

Así anticipó a BioBioChile el académico del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (Citra) de la Universidad de Talca, Patricio González: “Se esperan aproximadamente seis días con temperaturas cercanas a esa cifra (39 grados Celsius)”.

Son las temperaturas máximas de 50 años las que estudiaron en la Universidad de Talca, para llegar a conclusiones históricas como las siguientes.

“En el siglo XX teníamos 135 días de calor (temperatura máxima igual o superior a 25°) durante los meses de verano y en el siglo XXI ha incrementado a 146 días. En cuanto a las olas de calor (temperatura superior a los 33°) en el siglo XX teníamos 13 días y en la actualidad proyectamos 23 días para el 2019, los cuales consideramos de alto riesgo”, explicó el agroclimatólogo.

Por ahora el Estado sólo entrega apoyo económico frente al daño, como a los agricultores, pero en un futuro próximo este daño va a ser de tal envergadura que no habrá dinero para aplacarlo.”
- Patricio González

Aunado a eso, González indicó que el factor sequía también ha contribuido a la aparición de violentos siniestros como el ocurrido durante el verano de 2017. “En el siglo pasado llovían 97 días, en la actualidad esa cifra quedó reducida a 64 días”, señaló.

Los “golpes de sol” que se vienen para la agricultura de la zona y los riesgos de megaincendios son lo que advierte el especialista.

Cabe recordar que en la región del Maule más de 280 mil hectáreas fueron arrasadas por los megaincendios forestales que afectaron la zona durante el verano de 2017, periodo que se caracterizó por el fenómeno 30-30-30, nomenclatura que indica 30° o más de temperatura, humedad relativa inferior al 30% y vientos sobre 30 kilómetros por hora.

La combinación de estos factores, según explicó José San Martín, académico del Instituto de Ciencias Biológicas de la UTalca, permite que la biomasa vegetal no tenga el suministro suficiente de agua para retardar el efecto del fuego en el caso de un incendio.

“Hay una biomasa forestal remanente que representa un riesgo, porque donde hay un grupo de árboles debe haber un incendio, puesto que la biomasa tiene que seguir el ciclo de circulación normal de la materia”, advirtió.

Advertencia

González lamentó, además, que “el planeta perdió la lucha contra el cambio climático. Y el dióxido de carbono, el principal gas del efecto invernadero producido por nosotros mismos sigue altísimo a pesar de 25 conferencias sobre cambio climático producidas desde 1995″.

Otro aspecto que es fundamental, dijo el experto, es que “ninguna agencia, nadie, está preparado para eventos como los megaincendios de 2017 o los que ahora afectan a California”.

“Chile necesita apurar su ley de cambio climático para generar estrategias a corto plazo para mitigar el cambio climático. Por ahora sólo entrega apoyo económico frente al daño, como a los agricultores ahora, pero este va a ser de tal envergadura en un momento que no habrá dinero para aplacarlo”.

Sensores para analizar incendios

Como una forma de apoyar en el combate oportuno de incendios forestales, el académico de la Facultad de Ingeniería de la UTalca, Matthew Bardeen, comenzó a desarrollar el proyecto denominado “Sistema integrado para UAVs en respuesta a incendios forestales”, durante el cual construirá una serie de sensores que se incorporarán a un dron para la toma y análisis de información en tiempo real sobre los siniestros.

“La idea es innovadora, ya que en estos siniestros se utilizan drones que captan imágenes y videos, pero que no pueden generar la información que nosotros emitiremos gracias a la incorporación de nuestros sensores”, explicó el profesor, quien lidera el primer Laboratorio de Robótica Aérea que se implementó en Chile ubicado en el campus Curicó de la Casa de Estudios maulina.

Agregó que con ese objetivo se construirán sensores que puedan generar mapas para conocer la localización exacta del incendio, además sistemas termográficos, entre otros, que ayudarán a los especialistas que coordinan el combate al fuego.

“La meta es entregar información adecuada a quienes planifican como combatir el incendio en un tiempo razonable. El dron es el vehículo que lleva los sensores, que son finalmente los que captan la información y que la procesan en ese mismo momento, pudiendo tener esos datos en un mapa que podrá ser analizado por los bomberos a través de una aplicación que tendrán disponible en un dispositivo electrónico en tierra”, añadió Bardeen.

La propuesta es apoyada por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y la Corporación Chilena de la Madera (Corma), que serán beneficiados con el proyecto, ya que dos de los sistemas de sensores que se construyan y se monten en los drones se destinarán a ellos.

“Es de vital importancia incorporar tecnologías que permitan una mejor toma de decisiones contando con la mayor información posible. Nos permitirá planificar de mejor forma, evaluar y determinar los modelos de propagación. También resulta preponderante para adoptar medidas que vayan en beneficio de la seguridad de los recursos de extinción y población civil”, expresó el ingeniero del departamento de protección contra incendios forestales de Conaf, Fernando Ramírez.

El profesional sostuvo que junto con ello el sistema aportará en prevención y posterior a los incendios en la evaluación de daños.

A la par del desarrollo de los sensores, la iniciativa contempla capacitaciones para el personal de estas instituciones que maniobrará los drones, para que aprendan a usarlos y obtengan el permiso que emite la Dirección General de Aeronáutica de Chile (DGA) para la manipulación de estos aparatos en zonas de catástrofe.