Un grupo de siete exagentes de la CNI son acusados por las torturas que aplicaron a dos miembros del MIR en Concepción, en la región del Bío Bío, en el marco de la denominada Operación Alfa Carbón, en agosto de 1984.

La ministra en visita extraordinaria por causas de violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Concepción dictó acusación contra siete exagentes de la Central Nacional de Informaciones (CNI) por su responsabilidad en los delitos reiterados de tormentos a dos víctimas en dictadura.

Se trato de los hechos que afectaron a Ignacio Enrique Vidaurrázaga Manríquez y Alejandro Alfredo Bernstein Rötger, en octubre de 1984 en Concepción y en la región Metropolitana.

La ministra Yolanda Méndez Mardones acusa a Marcos Spiro Derpich Miranda, Álvaro Julio Federico Corbalán Castilla, Aquiles Mauricio González Cortés, Luis Hernán Gálvez Navarro, Roberto Antonio Farías Santelices, José Abel Aravena Ruiz y Patricio Alfredo Berton Campos de autores de los tormentos aplicados en el marco de la operación “Alfa Carbón”.

Según se establece en la resolución, en 1984 agentes de la CNI, que operaban en Concepción, informaron al jefe del Cuartel Bahamondes, identificado como Jorge Mandiola Arredondo, que el MIR estaba operando en la zona. Información que el último trasmite al Jefe de División Regionales de la CNI que operaba en Santiago y estaba a cargo del coronel de Ejército Marcos Spiro Derpich Miranda.

De esa forma, se envía a un analista a la zona para corroborar el trascendido, siendo el agente Molina (muerto actualmente) quien reporta la reorganización de los miembros del MIR.

Operación Alfa Carbón

Tras ello, el director nacional de la CNI, Humberto Gordon Rubio, ordenó que un equipo de la División Antisubversiva se desplegara en la zona, estando a cargo del mayor del Ejército Álvaro Corbalán Castilla. Eso dio origen a la Operación Alfa Carbón, que tenía por finalidad neutralizar al MIR desde el Bío Bío al sur.

Corbalán designa varias unidades de 2 a 3 agentes – financiados por la División Antisubversiva – que se trasladaron a Concepción, Los Ángeles y Valdivia, para unirse a los equipos de la CNI que operaban en cada ciudad y que se coordinaban desde el cuarte Bahamondes.

En esas instalaciones se entregan las instrucciones respecto de los militantes del MIR que debían ser aprehendidos, y cuyo destino –detención o muerte– dependía de su grado de peligrosidad. Según declaró uno de los agente (Mateluna) en el lugar había una pizarra junto a fotografías e individualización del militante requerido. Corbalán Castilla, Derpich Miranda y Mandiola Arredondo deciden realizar allanamientos y detenciones, sin orden judicial.

El 23 de agosto de 1984 se da inicio a la Operación Alfa Carbón simultáneamente en Concepción, Los Ángeles y Valdivia.

Dicha jornada dejó tres militantes del MIR asesinados en la capital regional del Bío Bío, correspondientes a Luciano Aedo Arias, Nelson Herrera Riveros y Mario Lagos Rodríguez; tres en Valdivia: Rogelio Tapia de la Fuente, Jaime Barrientos Matamala y Juan José Boncompte Andreu; y uno en Los Ángeles: Mario Mujica Barros.

Asimismo, una veintena de militantes fueron detenidos entre el 23 y 24 de agosto de 1984, incluidos Ignacio Enrique Vidaurrázaga Manríquez y Alejandro Alfredo Bernstein Rötger.

Detención de Vidaurrázaga

A las 11:00 horas del 23 de agosto de 1984, Vidaurrázaga sale de una casa de calle Pedro de Oña, donde había pasado la noche, en dirección al paradero de Avenida 21 de Mayo, frente a la Vega Monumental, para esperar locomoción. Justo en ese momento es abordado por un grupo armado de agentes de la CNI, quienes interrumpen el tránsito y con las armas en mano lo arrojan a la parte de atrás de un vehículo que los esperaba, sin que alcance siquiera a gritar.

Desde ese momento es privado del sentido de la vista, golpeado con pies y puños en repetidas ocasiones, y amenazado con un arma de fuego mientras lo registran y someten.

Así, lo trasladan al cuartel Bahamondes y donde lo someten a intensas sesiones de tortura. De acuerdo a expuesto en la resolución, entre los métodos empleados está “la aplicación de electricidad en diferentes partes del cuerpo, estando desnudo sobre un catre metálico en lo que se conoce como ‘la parrilla’; durante un lapso indeterminado de tiempo, recibe descargas eléctricas de manos de 3 a 5 individuos que se encontraban presentes en la sala, y que alternaban la aplicación de corriente eléctrica, con pausas para mostrarle fotografías o interrogarlo acerca de sus actividades en Valdivia y Concepción”.

Durante las sesiones de tortura, fue evaluado por un médico o algún agente con conocimientos médicos, quien autorizó que continuaran las torturas, aduciendo que se encontraba en condiciones de seguir recibiendo estas descargas eléctricas.

En paralelo, se concretaron los asesinatos de Mario Lagos Rodríguez, Nelson Herrera Riveros y Luciano Aedo Arias, cerca de las 13:00 horas.

Detención de Bernstein

Ese mismo día, cerca de las 16:00 horas, un grupo armado de agentes de la CNI, irrumpen en la casa de Alejandro Alfredo Bernstein Rötger, emplazada en Lomas de San Andrés, Concepción, siendo reducido con golpes de pies y puño. Luego lo trasladan esposado y vendado al Cuartel Bahamondes.

Una vez allí, Bernstein reconoce a Ignacio Vidaurrázaga, al alcanzar a ver sus zapatos y porque escucha sus gritos en medio de las intensas torturas.

En la noche, es trasladado en una avioneta hasta el aeródromo Tobalaba, trayecto donde lo amenazaron con arrojarlo con la aeronave en movimiento. Su destinado finalmente fue el Cuartel Borgoña en Santiago.

Torturas

En tanto, en el Cuartel Bahamondes de Concepción, Bernstein es sometido a intensas sesiones de torturas y apremios ilegítimos, entre ellas, “es forzado a mantener por varias horas una posición en cuclillas sobre un somier con huinchas, lo que le generó severas contracturas en la región lumbar; asimismo recibió golpes a mano abierta en ambos oídos, técnica de tortura conocida como ‘el teléfono’, al mismo tiempo que lo golpeaban al costado del pecho, por lo que le costaba respirar”, precisa el escrito.

Al día siguiente, 24 de agosto de 1984, es trasladado a Santiago en avioneta, con destino al Cuartel Borgoño de Santiago, y, al igual que a Vidaurrázaga, durante el vuelo, el sujeto que iba a su lado abre la puerta y lo amenaza con arrojarlo por la puerta del avión en movimiento.

En el Cuartel Borgoño de Santiago, los prisioneros son obligados a desprenderse de sus ropas y vestir un mameluco azul de mezclilla y unas alpargatas. En ese lugar, ambos son sometidos nuevamente a torturas y apremios ilegítimos, como la aplicación de descargas de electricidad en todo el cuerpo, sobre un catre metálico y estando desnudos.

El 1 de septiembre de 1984, a raíz de un Recurso de Amparo interpuesto en favor de Vidaurrázaga, por su madre Yolanda Manríquez Sepúlveda, se constituye en el Cuartel Borgoño de la capital, el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, Luis Correa Bulo, junto a la secretaria Irene Gilabert Fierro, quienes se entrevistan personalmente con el prisionero, a fin de constatar su estado de salud, diligencia que no arroja el resultado que pretendía la madre, ya que su hijo no es liberado y el recurso es rechazado.

Días más tarde, son trasladados nuevamente a Concepción, para en una jornada posterior, ser presentados por agentes de la CNI ante el fiscal militar, Pedro Marisio Valdés, de la Segunda Fiscalía Militar de Concepción, en el marco de la causa del fuero militar.

Posteriormente, se les envía en calidad de incomunicados a la cárcel pública de Concepción para luego ser procesados.

Los acusados son los mismos agentes condenados por los homicidios de integrantes del MIR en Concepción y Talcahuano, operativo denominado la Vega Monumental.