El 18 de noviembre de 2020 en Talcahuano se produjo la situación que involucró a Carabineros y a dos menores de edad de un centro de Sename de la comuna. Desde su arresto domiciliario, el carabinero imputado por disparar a los menores contó su versión de los hechos.

Tras 19 años de servicio, el sargento John Mograve Villegas, luego del hecho de violencia, fue formalizado por apremios ilegítimos y además estuvo en prisión preventiva durante una semana. La investigación del caso tiene como fecha de término el 20 de febrero del 2021.

En entrevista con La Tercera PM, Mograve señaló que se encontraba realizando su recorrido en bicicleta por el Plan Cuadrante junto a su compañero, cuando recibieron el llamado de SAMU, solicitando apoyo para “atender a un joven con problemas de descompensación al interior del hogar”.

“El llamado no era nada de extraño, es muy común que el SAMU llame a Carabineros en esos casos”, aseguró.

A su vez afirmó conocer a los niños y niñas del recinto del Sename, ya que solían ir al centro Carlos Macera, incluso, comentó que ese mismo día habían quedado de ir a arreglar las bicicletas de los menores, que tenían las ruedas pinchadas.

“Conocía personalmente a muchos de los niños y adolescentes, y en general, especialmente los más pequeños, nos quieren mucho“, sostuvo.

El momento del disparo

Con respecto al hecho violento que se vivió luego del llamado, el sargento dijo que llegaron en una actitud “totalmente amistosa” y que al momento de retirarse, un grupo de adolescentes los comenzó a agredir con patadas, piedras y palos. Sobre esta agresión, aseguró que su casco quedó partido en dos, debido a la fuerza de los golpes que habría recibido.

“Luego, cuando llegaron refuerzos, agredieron a otro compañero con tanta agresividad que le terminaron quebrando el brazo a palos”, agregó y expuso que “me han tocado muchas situaciones complicadas, pero nunca nada como esto”.

El carabinero manifestó al medio nacional que hizo todo lo que estaba a su alcance para disuadir a los jóvenes y así evitar usar su arma de servicio.

“Yo temí por mi vida y creo que estoy vivo solo gracias a mi contextura física, que me permitió correr y correr y volver a correr entre uno y otro golpe. Doy gracias por estar con vida y no haber sido el mártir 1.222 de Carabineros”, enfatizó y lamentó la situación, “porque yo conozco a estos jóvenes”.

Apoyo de la institución

Como consecuencias del suceso, Mograve comentó que ha sentido crisis de pánico y que está recibiendo tratamiento psicológico, además de tomar pastillas para dormir. Si bien los resultados han sido negativos en ese aspecto, declaró que ha recibido el apoyo de gente que lo conoce y lo apoya.

“Me han contactado mis compañeros, las juntas de vecinos, colegios, gente de las poblaciones, del comercio establecido y también los comerciantes ambulantes”, aseguró.

Respecto a la renuncia del general Rozas, producto del hecho en la comuna porteña, no emitió una opinión, aunque sí indicó que él a sus compañeros “siempre” les decía: “Con la verdad, ante todo, aunque te cueste tu trabajo, con la verdad por delante siempre van a creer en ti, sin omitir ni inventar nada”.

Agradeció el apoyo del general director, Ricardo Yáñez, quien lo visitó personalmente. El imputado afirmó que le pidió al general que apoyara a todos los carabineros, “para que vuelvan a creer en la jefatura”, ya que “nuestros jóvenes están desmotivados, tienen que volver a creer en la institución y sin carabineros en las calles, los que pierden son todos los ciudadanos”.