La calma se rompió la tarde del viernes y mucho más que eso. Entre Freire y Rengo, son los comerciantes de esa zona quienes tienen la palabra más fidedigna a la hora de ofrecer los reportes.

En esa “zona cero”, las cintas no permitían pasar a nadie que no fuera de los equipos de emergencia. Todo cerrado, en medio de la pila de escombros, entre los que habían láminas, madera, cemento y otros vestigios de la tromba que, a eso de las dos de la tarde, sorprendió a Concepción y a sus habitantes.

Una vendedora de frutas y verduras en la esquina más complicada, relató a BioBioChile que debido a la fuerza del viento y del agua, durante algunos segundos casi no pudo ver nada, pero dentro de lo poco, tras lo que denominó un “remolino”, observó como una señora cayó en medio de la calle Freire.

“Fue como en dos segundos. Yo solo vi que ella cayó en la calle y no podía levantarse. Después, todo volaba por los aires. Fue un momento terrible”.

Paola Alemán / BioBioChile
Paola Alemán / BioBioChile

La mujer procedía, en medio de su relato, a mover el carro con la venta del día. Parecía intacto, entre todos los escombros en el suelo. La maquinaria pesada iniciaba la remoción para luego poner su carga en enormes camiones, como si se tratara de un sismo que lo había mandado todo al suelo.

No todo estaba en tierra. En los techos de los comercios, una lata que había volado quién sabe de donde, era lanzada a tierra como parte de los trabajos de limpieza.

Otra vendedora ambulante se fumaba un cigarro. Este medio trató de grabar su testimonio pero al sugerirlo, sus ojos se llenaron de lágrimas y nos contó fuera de cámara que en un par de segundos todo se volvió invisible “solo se escuchaba el ruido del viento y la lluvia y no pude ver nada más. Tuve mucho miedo”, dijo. Su cigarro se apagó, pero quienes la acompañaban, insistían en comunicarse con sus seres queridos. El servicio de telefonía móvil se volvió imposible.

Paola Alemán / BioBioChile
Paola Alemán / BioBioChile

“Fue algo que no se esperaba”

En esa zona del centro de Concepción, donde la tromba hizo de las suyas, los vendedores al interior de los comercios también aguardaban con sus relatos. Asustados pese al resguardo en los segundos de mayor dificultad, contaron que no hubo nada que advirtiera esos escasos segundos de fuerza de los vientos. Fue una especie de silencio arrasador.

“Vino una lluvia súper fuerte y se formó como un remolino y ahí ya se descontroló. Lo vimos pasar pero fue en segundos lo sucedido porque después avanzó. Nosotros pensamos que venía de calle Carrera hacia el centro, pero fue algo que no se esperaba”, dijo Jhony Gutiérrez, al otro lado del mostrador, desde el que reconoce que para muchos es buen momento para creer en el calentamiento global.

“En realidad volaban planchas, volaba madera, pero en realidad era pura agua como un viento… como un remolino que se veía, pero fue algo que no se explica”.

Paola Alemán / BioBioChile
Paola Alemán / BioBioChile

Al cierre de esta nota, entre Rengo y Freire, los escombros estaban en un 75% despejados desde que a las 14:00 horas se interrumpiera la cotidianidad en una intersección donde el comercio es activo, formal o informal. Eso no lo discriminó la tromba. Simplemente pasó con su viento más arrasador, sin omitir a nadie.

El cierre de las calles persistió por varios minutos también. La gente pasaba entre Caupolicán y Barros Arana. Ahí también habían latas en el suelo. No pertenecían a ningún comercio de las calles mencionadas. Simplemente fueron a dar al lugar dada la fuerza de los vientos.

Paola Alemán / BioBioChile
Paola Alemán / BioBioChile

En la Plaza Independencia no eran láminas las que yacían en el suelo. Eran ramas de los árboles que cedieron en solo segundos, como la tranquilidad de los penquistas, tratando de explicarse por qué ese fenómeno climático ayer en Los Ángeles y hoy, en menos de 24 horas, también el gran Concepción.