El cableado saturado de calle Freire, entre Caupolicán y Colo Colo, ha generado preocupación entre los vecinos y comerciantes en pleno centro de Concepción.

Lamentablemente, el episodio se repite en diferentes puntos de las principales calles de la ciudad, tal como también ocurre en la intersección de Rengo con Cochrane.

“Las condiciones en las que está el cableado aquí en Freire es deplorable”, acusó a La Estrella Angélica Aguayo, dueña de un negocio ubicado hace 15 años en esa calle.

En ese sector, la mayor preocupación apunta a que los elementos puedan caer sobre los transeuntes del sector, que habitualmente presenta alto flujo comercial.

Con todo, los dardos apuntan principalmente a las empresas de telefonía e internet. Consultada por la problemática, la Compañía General de Electricidad (CGE), remarcó que los cables no “tienen que ver con CGE”.

Por su parte, desde la Municipalidad de Concepción detallaron al periódico que desde 2014 existe un Plan de Retiro de Cables en Desuso en coordinación con las empresas de telecomunicaciones, a las que se les asigna un cuadrante respectivo para limpiar. “Se informará a la compañía que tiene a su cargo este tramo para que proceda a despejarlo”, aseguraron respecto al caso de Freire.

En tanto, Ricardo Trostel, concejal de Concepción, detalló en conversación con BioBioChile que el plan ha sido más auspicioso en sectores como Chillancito y Lorenzo Arenas. Aunque en ese sector el trabajo sólo consideró el retiro de cables y en ninún caso un proceso de soterramiento como el que se requiere en el centro de la ciudad.

Los desafíos del soterramiento

Más allá de los casos puntuales, “en todo el centro de Concepción está bastante colapsado de cableado aéreo”, admitió el concejal Trostel.

“El gran problema que existe es que los cables son propiedad privada. Si la municipalidad los toca tiene que pedir permiso a los dueños de los cables”, explicó.

Y si bien en el centro de Concepción se ha realizado la limpieza de los cables en desuso, las empresas han optado por ignorar la opción de ir un paso más allá: remover los que sí se ocupan y colocarlos bajo el suelo.

“Ellos no se quieren hacer cargo del costo que implica soterrar los cables, entonces -indirectamente- le dejan esa carga a la municipalidad. No hacen nada”, acusó.

De hecho, el costo es un tema relevante: de acuerdo a estimaciones de la Municipalidad de Concepción en 2014, cuando comenzaron a revisar la problemática, soterrar cada cuadra en el centro cuesta 70 millones de pesos.