La Sociedad de Socorros Mutuos Juan Martínez de Rozas reabrió sus puertas luego de ocho años y medio con un remozado local, ubicado en el mismo lugar donde se emplazaba la antigua casona.

Dependencias de por sí más modernas, pero con el mismo espíritu de siempre, advierten los administradores.

Ir al “Juan Martínez de Rozas” era toda una tradición de universitarios y antiguos parroquianos, quienes puntuales o no llegaban a mítico recinto ubicado en calle Freire -entre Ongolmo y Orompello- a degustar pichangas, sopaipillas con pebre y otras ofertas culinarias, para acompañar con algo “para la sed” mientras se veían los partidos de fútbol, se jugaba al cacho, a la brisca o se era espectador de un campeonato de rayuela.

Un espacio lleno de vida, hasta el terremoto del 27 de febrero del 2010, cuando la catástrofe desplomó la infraestructura completa.

Todo se perdió. De hecho, así lo recuerda el tesorero de la Sociedad, José Cisternas, acotando que lo que no se destruyó fue por “cosa del destino”.

Desde ese momento costó recuperarse, ya que el terreno -como tantos otros en Concepción- quedó completamente vacío tras sacar los escombros, manteniéndose así por años, aunque con la llama interna de los miembros de la sociedad para levantarse nuevamente.

Deabido a aquello, con esfuerzo comenzaron a pensar la forma de volver, por lo que se involucró la municipalidad penquista, pero -sobre todo- el socio que hoy está a cargo de la concesionaria.

Claro que las cosas son distintas, esto tomando en cuenta que la casona de antaño dio paso a una estructura que sólo mantiene el vivo color rojo característico, pero que hoy presenta una barra moderna, un ambiente más iluminado, pantallas para trasmitir los eventos deportivos y sector para fumadores. Y por supuesto, la cancha de rayuela al fondo.

Cristián Valdebenito | RBB
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En ese sentido, la gente lo comienza a entender así, ya que de a poco están volviendo los parroquianos de siempre, los de antes y también los nuevos, que entre pichangas, cervezas, borgoña y la infaltable “pituca” están recobrando el sello del Juan Martínez de Rozas.

Cristián Valdebenito | RBB
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Un claro ejemplo de aquello para José Cisternas es la emoción mostrada por quienes frecuentaban el antiguo recinto, los que no ocultan su alegría al ver el emblemático lugar con sus puertas abiertas nuevamente.

De esa manera, y a pesar de su nueva “cara”, el alma del Juan Martínez de Rozas parece renacida y más vigente que nunca.

Cristián Valdebenito | RBB
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