Tan sólo 8 días. Ese fue el período de tiempo que Gastón Alarcón Cuevas alcanzó a tener en su poder una moto, antes que iniciara un proceso que le conllevó más de un inconveniente.

Todo comenzó en noviembre de 2014, fecha en la que el coronelino adquirió por $850.000 una moto enduro 200 cc de marca Um en la multitienda Jonhson de Concepción, la cual -luego de unos días- debió llevar al servicio técnico.

“Al contado la compré”, recuerda Alarcón, añadiendo que “la moto partía, luego se detenía. Me pasó dos veces”; siendo derivado -posteriormente- a un técnico con sucursal en avenida Los Carrera.

En dicho lugar le fueron dando fechas tentativas de reparación; eso sí, Gastón no se imaginaba lo que se venía, acotando que “llegué a ver qué pasaba con la moto y el local estaba cerrado”. El servicio técnico había quebrado.

Burocracia y problemas

Durante más de tres años Gastón vivió sólo inconvenientes, en un casi eterno recorrido, ya que luego de demandar a la dueña del servicio técnico, la Fiscalía le informó que se había cerrado el caso, tomando en cuenta que la demandada se presentó a una audiencia, sosteniendo que su moto había sido derivada a Santiago, específicamente a la empresa correspondiente a la marca del vehículo, por lo que él debía ir hasta la capital a recuperarla.

Como era de esperarse, Gastón apeló a los conductos formales para ver su problema solucionado, considerando -como factor principal- la nula responsabilidad de su parte en tan confuso escenario.

Acto seguido, el hombre acudió al Sernac, desde donde le indicaron que “mandaron un correo a Johnson para que devolviera el dinero, el cual no fue respondido por la tienda”, lo que significó que el Servicio Nacional del Consumidor no pudiese “hacer nada más”, en palabras del afectado.

Luego de aquello, Alarcón fue nuevamente a la tienda, donde le manifestaron “que podía demandarlos, que estaba en todo mi derecho, pero que ellos no me podían devolver mi dinero, ya que yo tenía que recuperar la moto”, optando por una demanda en 2017; proceso que finalmente fue cerrado por la Fiscalía sin mayores resultados.

Además del desgaste emocional de una situación de este tipo, Gastón pidió en varias ocasiones permiso en su trabajo, factor que afectó directamente su bolsillo, ya que él es un “trabajador eventual” en el puerto de Coronel, por lo que un día de ausencia laboral le significan ingresos que no recupera.

Buscando una solución

Cansado de todo lo vivido, Gastón Alarcón buscó llevar su caso a los medios de comunicación, contactando a BioBioChile para obtener algún resultado.

Nuestro medio consultó a representantes de la tienda comercial, para obtener su versión sobre las denuncias del afectado. Sin embargo, antes de dar una respuesta indicaron que debían revisar el caso. Nos pidieron algo de tiempo. Se tomaron varias semanas, pero -con algo de sorpresa, hay que asumir- desde Jonhson contestaron que se comunicarían de manera directa con Alarcón, para así proporcionarle una solución definitiva.

Esperamos por un desenlace. Fue así como este jueves, luego de casi cuatro años llenos de problemas y malos ratos, Gastón Alarcón aceptó la alternativa que le ofreció la tienda y recibió un vale vista por la suma de $1.300.000, poniendo punto final a un proceso que -en un momento- pensó nunca acabaría. “Estoy muy contento y agradecido”, manifestó el coronelino, quien desea que nadie tenga que pasar por lo que a él le tocó.